Cajeros en la ciudad: quejas, angustia y largas colas en pleno invierno

Como viene informando desde hace varias semanas diario Hoy, las quejas de vecinos de diferentes puntos de la región por el mal funcionamiento de los cajeros automáticos aumentan día a día. Gran número de personas se comunicaron con este medio para dar cuenta de la situación que padecen cada jornada.

“No puede ser que hoy (por ayer), sabiendo que toda la gente necesita ir a cobrar, no ande ningún cajero. Los tres fuera de servicio, es una vergüenza”, le dijo a este medio una mujer de Lisandro Olmos, en alusión a la sucursal de Banco Provincia que se encuentra en 44 y 197.

La misma secuencia sucedió en Villa Elisa, donde de cuatro cajeros ninguno poseía efectivo. Las colas se hacen cada vez más largas, a la espera de que vuelvan a reponer billetes y las máquinas puedan otra vez estar en función.

“Además de las colas interminables se vacían y no se reponen hasta el otro día. Imposible estar con este frío, tanta gente, jubilados haciendo colas interminables y se vacían antes de que puedan llegar”, se quejó un hombre mayor.

En la vuelta a la fase 1 del aislamiento social, preventivo y obligatorio, la concentración de gente se pudo ver en diversos bancos de la ciudad. Hasta el momento, y a pesar de que ya es algo cotidiano, nadie parece encontrar la vuelta para salir del caos.

“La gente deambula por toda la ciudad buscando cómo retirar dinero. Esto es todo el mes. Ayer a las seis de la mañana ya había cuatro personas en 66 y 137 y solo dos pudieron sacar. Lo mismo en 17 y 70”, manifestó una mujer que se comunicó con este diario. Al no poder cobrar, la circulación aumenta. En horas de la tarde las filas continuaban 137 y 61, donde hay otra delegación.

El caso más increíble, y que forma parte de todos estos testimonios de indignación, es el que vivió Cecilia, en la entidad que el Banco provincia tiene Centenario y 505. Allí, de las cuatro máquinas para operar solo una estaba en condiciones para retirar plata. La gente comenzó a protestar, por lo que salió un emplea­do de la sucursal a decir, sencillamente, que se vayan a otro lado.

“Había mucha gente grande y hacía mucho frío. Nos dicen que uno solo tiene dinero y que los otros están rotos. Me parece una falta de respeto. Cómo vamos a ir a otro lado, si venimos acá es porque nos queda cerca”, afirmó la mujer.

La angustia de la gente se acrecienta frente al mal funcionamiento de los cajeros y las largas colas a la intemperie. En medio de la pandemia, nadie piensa en la medida sanitaria básica: evitar la aglomeración de gente en un mismo lugar.