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Científicos afirman que las siestas deben ser cortas

Un grupo de científicos estudió la relación entre la siesta y la salud. Descubrieron que las más largas están relacionadas a mayores riesgos de obesidad.

Un grupo de científicos mexicanos y españoles, liderado por la nutricionista Marta Garaulet, estudió la relación entre dormir la siesta y enfermedades vinculadas a la obesidad. La investigación evaluó a más de 3.000 personas adultas de Murcia (España) que están transitando tratamientos voluntarios contra el sobrepeso.

“No todas las siestas son iguales. La duración del tiempo y la posición del sueño pueden afectar los resultados de salud de una siesta”, sentenció Garaulet en la publicación que salió en The Obesity Society. De acuerdo a los datos, el descanso de medio día superior a 30 minutos se relaciona con un mayor riesgo de síndrome metabólico, presión arterial alta y con un índice de masa corporal por encima de lo recomendado.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es un factor de riesgo que afecta a miles de millones de personas en todo el mundo. Esto, que responde a una multiplicidad de razones, supone un problema para los sistemas de salud de todos los países y por eso es importante determinar cuáles conductas la agravan y cuáles no.

El estudio

La investigación liderada por Garaulet tomó un universo de más de 3.000 voluntarios, de entre 18 y 65 años, sin enfermedades diagnosticadas más allá del sobrepeso. Todos ellos asistían a clínicas españolas para tratar su sobrepeso basándose en hábitos alimenticios de la llamada dieta mediterránea (que prioriza productos de la cocina tradicional de esa región).

El 35% de los investigados declaró dormir siestas usualmente (4 veces por semana, aproximadamente) de 43 minutos en promedio. Solo el 16% de la población estudiada tomaba siestas largas habitualmente y otro 20% habitualmente dijo dormir siestas breves. El motivo principal para tomar estos descansos a mitad del día fue “relajarse” (49%) seguido por cansancio, con el 36%.

El trabajo descubrió que dormir siestas largas puede generar apetito y malestar. Concretamente, el 19% dijo sentirse somnoliento o de mal humor después de un descanso extenso, mientras que ese porcentaje bajó al 8% entre quienes duermen siestas breves. Además, el 42% declaró sentirse hambriento al despertar y el 63% de ellos sintió antojo de comer algo dulce.

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