cultura

Construcciones que revolucionaron la arquitectura

Algunas civilizaciones idearon sistemas de construcción que dejaron piezas que siguen siendo sitios de peregrinación para el asombro de todos.

Durante el crudísimo invierno de 1740, la emperatriz rusa Ana Ivanovna, sobrina de Pedro el Grande, mandó a construir con bloques de hielo una sala de baile en San Petesburgo, donde se celebrarían grandes solemnidades. Asimismo, reconstruyó en dicha ciudad el Palacio de Invierno, cubriéndolo de refinada decoración, moda que impuso a la nobleza así como determinadas formas de vestir y peinarse. Se dice que tenía gustos extravagantes, como tener a su servicio a bufones y enanos, y gestos crueles, como humillar a ciertos nobles como el príncipe Miguel Golitsin, que se convirtió al catolicismo tras casarse con una mujer de esta confesión y que sería castigado por ello.

Respecto a la gran pirámide egipcia de Keops, que los antiguos consideraban como una de las siete maravillas del mundo, debe citarse que las piedras están ajustadas con semejante exactitud que puede pasarse la hoja de un cortaplumas por su superficie sin descubrir la juntura que las separa, aun cuando no estén unidas por mortero. Según afirmó uno de los principales empresarios de canteras de Estados Unidos, es imposible —aun en nuestros días— concebir una máquina suficientemente perfeccionada para obtener dos superficies de diez metros de longitud y ensamblarlas tan perfectamente como lo están las piedras de la gran pirámide.

Es difícil determinar las razones por las cuales emplean tan curiosamente los chinos la piedra en sus edificios. Ese material se encuentra abundantemente en todo el país y, por otra parte, la mayor parte de las ciudades poseen barrios enteros pavimentados con anchas baldosas. Tampoco es la dificultad del transporte ni los gastos que exige, ya que el sistema de construcción adoptado necesitó siempre el empleo de columnas de madera que, en ciertos casos, han tenido que importarse de Indochina a precio de oro, ya que los bosques chinos no proporcionaban madera lo suficientemente resistente. En opinión del orientalista M. Paléologue, “la única razón que parece justificar el empleo casi exclusivo de materiales ligeros es la idea —muy diferente a la nuestra— que los chinos concebían sobre la duración de sus construcciones. Con su espíritu eminentemente positivo, estiman que un edificio que permanece en pie el mismo tiempo que la generación que lo vio construir ha satisfecho su destino”.

La Gran Muralla china está considerada como la obra más gigantesca realizada por fuerzas humanas. Se extiende desde el golfo de Liao-tung hasta el extremo occidental de la provincia de Chen-si, con una longitud de unos dos mil quinientos kilómetros. Mide aproximadamente cinco metros y medio de altura por tres y medio de espesor. Cada quinientos metros, la refuerza una torre de ocho metros de altura. Los materiales son tanto la piedra de cantería como el ladrillo. Fue construida en los primeros años del siglo III a. C. por el emperador Thsin chi-hoang Ti para defender al imperio contra las incursiones de los tártaros Hiung-nu.

En Japón, cuando alguien quiere construir una casa, lo primero que hace es el tejado. Una vez terminado el tejado, los carpinteros los ponen de lado y proceden a levantar las paredes. Cuando las paredes han sido terminadas, vienen los bomberos y le colocan, como un sombrero, el tejado, al mismo tiempo que, para ahuyentar los incendios, dibujan sobre las tejas en preciosos caracteres japoneses la palabra “agua”.

Corría el año 1901 y se acababa de formar el Parlamento de la Commonwealth. Para poner fin a la rivalidad entre Sidney y Melbourne, se acordó que la capital de Australia sería Canberra: un concurso mundial proporcionó los planos de la ciudad y también los de sus edificios y parques. Charles Scrivener fue el encargado de escoger un lugar que acogiese esta nueva ciudad. Sus únicas instrucciones consistían en buscar un lugar pintoresco, distintivo y con vistas. Toda la ciudad se construyó de una vez: único caso en la historia.

La Torre Eiffel —construida en París, en 1889—, junto a El Palacio de Cristal, Madrid, Los Propileos de la Königsplatz, Múnich, y la Home Insurance Building, Chicago, es considerada la edificación precursora de la arquitectura moderna.

Noticias Relacionadas