cultura
Curiosidades del Hipódromo y el Jockey Club de nuestra ciudad
Ambas instituciones están estrechamente vinculadas a las carreras de caballos y guardan en su memoria curiosas anécdotas.
Desde antes que se fundara la ciudad de La Plata ya había carrera de caballos. Era una afición instalada culturalmente por los ingleses, quienes en 1776 organizaron la primera carrera con las reglas que conocemos actualmente. Los caballos fueron domesticados hace 6.000 años y se los hacía competir en los Juegos Olímpicos de la Antigüedad. La nobleza inglesa estableció las reglas específicas sobre los caballos que podían concursar, la distancia a recorrer y los premios a los ganadores.
En nuestra ciudad, las primeras carreras con ejemplares criollos se hicieron en el llamado por entonces Camino Blanco —actual Camino Rivadavia—. Menos de un mes después de la fundación de La Plata, Dardo Rocha firmó un decreto por el cual se creó una comisión con el fin de crear un “circo de carreras” en nuestra ciudad.
Una numerosa y distinguida concurrencia respondió a la convocatoria hecha para el 4 de diciembre de 1884, con el objeto de formalizar la existencia de un club de carreras. Allí se designó la comisión directiva: presidente honorario por aclamación, Santiago Luro; vicepresidente, Neptalí Carranza; secretario, Eduardo Capdevilla; y tesorero, Arturo Ugalde. Lo cierto es que la iniciativa nucleó a las familias más prestigiosas de nuestra ciudad, amalgamando diversas actividades.
Encabezados por el futuro presidente de la Nación, Carlos Pellegrini, los que querían para la ciudad de La Plata la competencia de caballos pura sangre de carrera constituyeron el Jockey Club en calle 7, entre 47 y 48. Carlos Pellegrini fue su primer presidente. Más allá de sus alardes aristocratizantes, quien fue mandatario de nuestro país entre 1890 y 1892 en su tesis doctoral de 1869 sostenía la necesidad de implantar el sufragio libre, secreto y obligatorio, y que el mismo se extendiera también a las mujeres.
La institución apuntó a desarrollar en nuestra ciudad actividades culturales y deportivas, como así también a fomentar el estímulo de la producción de caballos de carrera, organizando su propio hipódromo. Sus lujosos salones albergaron los grandes eventos de la época. Siempre fue expresiva de los intereses políticos de la clase alta, y de lo que Arturo Jauretche calificaba de “tilinguería argentina”.
Hacia fines de los años 60, Javier Villafañe fue invitado a dar una charla en la sede del Jockey Club de La Plata. El poeta y titiritero, fiel a su costumbre, concurrió a la cita con su atuendo habitual: un mameluco. El portero le impidió el ingreso al edificio, confundiéndolo con un mendigo. Ante la tardanza del conferenciante, los organizadores salieron a la vereda para intentar avistarlo en los alrededores. Le preguntaron al portero si habían visto una persona de las características del invitado y cuando les narró el incidente ocurrido un rato antes, salieron a buscarlo. Sin embargo, solo encontrarían, un par de días después, un poema de Villafañe publicado en uno de los diarios de mayor tiraje: “El conferenciante que no pudo entrar a su propia conferencia”.
El predio donde se estableció el Hipódromo platense era de propiedad de Martín Iraola y la construcción del estadio fue encomendada al ingeniero español Joaquín Maqueda. La construcción de la obra demandó dos años, y fue inaugurada el 14 de septiembre de 1884 ante una asistencia de 4000 aficionados. Las primitivas instalaciones fueron gradualmente mejoradas, y ocho años después de la inauguración, el Hipódromo ya contaba con una imponente tribuna oficial. 1904 fue el año en que el Jockey Club se hizo cargo de la conducción del Hipódromo, y en 1915 comenzó a disputarse cada 19 de noviembre el Gran Premio Internacional Dardo Rocha, como parte de los festejos por el aniversario de nuestra ciudad.
En 1964, el Hipódromo platense fue el primero en tener un sistema de iluminación nocturna, lo que, sumado a sus cuatro premios internacionales, lo puso a la vanguardia de las pistas de turf de todo el país. Actualmente, es administrado por la Lotería de la provincia de Buenos Aires.