cultura

De empleada doméstica a dirigente de masas

Dolores Ibárruri, conocida como la Pasionaria, fue una militante popular en los años de la guerra civil española, que alcanzó gran fama e influencia.

Como consecuencia lógica de la pérdida de las colonias españolas, se impulsó la atrasada industria de ese país, siendo los dos centros principales del desarrollo febril Cataluña y Vizcaya. El socialismo adquirió gran fuerza en este último, cuyo primer portavoz sería Facundo Perezagua. Pero sobre todo emergió, con palabra vehemente y acción decidida, la figura de Dolores Ibárruri: de humildísimo origen y dedicada al servicio doméstico, logró liberarse mediante el estudio y la lectura hasta alcanzar una notable formación que, ayudada por su ardor y su verbo expresivo, alcanzaría gran popularidad e influencia en las masas trabajadoras.

Fue una militante más en la cuenca minera vizcaína, en una década marcada por la muerte temprana de sus hijas Esther, Azucena, Amagoya y Eva, víctimas de la miseria que azotaba a su modesto hogar. En 1919 publicó su primer artículo político en el diario El Minero Vizcaíno, que firmó bajo el pseudónimo “Pasionaria”, mote con el que fue conocida posteriormente. Un año más tarde, fue elegida miembro del Comité Provincial del Partido Comunista en Vizcaya. Sus labores versaban alrededor de la prensa, propaganda y militancia.

Asimismo, fue una de los artífices del sufragio femenino en España, el cual permitió a las mujeres votar por primera vez en las elecciones de 1933. Como diputada, participó de las Cortes constituyentes, con intervenciones certeras y contundentes, y tomó parte activa en la guerra civil española, durante la cual se hizo célebre su consigna: “Antes morir de pie que vivir de rodillas”. Asimismo, se le reconoce por la popularización de la famosa frase “¡No pasarán!”, que se convirtió en un estandarte y lema de la resistencia republicana frente a las tropas de los nacionales, abiertamente ayudados por Mussolini y Hitler.

Al finalizar la Guerra Civil Española, una vez derrotada la República, la Pasionaria tuvo que salir exiliada para evitar ser ejecutada, continuó sus labores a favor del PCE en Moscú y, posteriormente, en París. Durante los largos años de exilio viajó alrededor del mundo dando conferencias y escribiendo diversos libros, casi todos de índole política. Con la muerte del dictador Franco y el posterior restablecimiento de la democracia en España, Dolores Ibárruri regresó a España a los 81 años. Recibió honores tanto por comunistas como por la mayoría de las fuerzas políticas españolas. Y, sobre todo, por el pueblo llano que le reconoció su heroísmo.

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