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El argentino que hizo ondear nuestra bandera en Malvinas

Dardo Cabo fue el jefe del Grupo Cóndor que en septiembre de 1966, en un operativo llevado a cabo con 17 compañeros, vindicó los derechos argentinos sobre las islas.

En día tomó la decisión de llevar adelante una acción que hiciera que el derecho de nuestro país sobre las islas Malvinas y su collar de islotes pasara de los discursos y homenajes a los hechos. Ya en 1964, el piloto argentino Miguel Fitzgerald había sobrevolado las islas para visibilizar el reclamo de soberanía argentina mientras se debatía en el Subcomité III de la Organización de Naciones Unidas. Pero Dardo Cabo, hijo de un reconocido dirigente metalúrgico que integró la CGT en años del primer peronismo, que por entonces tenía 25 años, quería hacer algo que tuviera más repercusión mediática y alcance mundial.

El 28 de septiembre de 1966, a las 8:50 de la mañana, de un avión DC4 de Aerolíneas Argentinas con los colores azul y blanco, 18 jóvenes de entre 17 y 31 años descendieron en las islas Malvinas, agitando banderas en sus manos. Eran los integrantes del llamado “Operativo Cóndor”. Por entonces, el dictador Juan Carlos Onganía, quien llevaba tres meses gobernando el país, salía sonriente en las fotos con el príncipe Felipe, consorte de la reina británica.

La nave hacía un vuelo regular hacia Río Gallegos cuando fue obligada a cambiar su rumbo para dirigirse a Malvinas. El avión, luego de carretear durante 600 metros en un terreno barroso, quedó detenido en una pista de carrera de caballos. Los expedicionarios permanecieron en las islas durante tres días. Eran integrantes de la Juventud Peronista, la mayoría de ellos de extracción gremial. La idea era dar un aldabonazo a la conciencia universal, para que el reclamo argentino dejara atrás para siempre la retórica inocua y las hipocresías diplomáticas.

Los kelpers vieron izar siete banderas argentinas en las islas que el recién llegado comando rebautizó con el nombre de Puerto Rivero, en homenaje a ese gaucho que lideró el alzamiento en las islas en 1833. En 2012, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibió esas siete banderas de mano de quien fuera la compañera de Dardo Cabo.

Como pasajero estelar de ese avión se encontraba el periodista Héctor Ricardo García, quien se encargó de transmitir los hechos al público argentino. Pronto comenzaron a circular en nuestro país las portadas de los diarios británicos: “Interpelación a Wilson en los Comunes por el problema Malvinas”; “La oposición se alza en defensa de los kelpers”. Los ánimos se encresparon. Harold Wilson, el primer ministro inglés, comisionó de urgencia a Lord Chalfont para que viajara al archipiélago a solucionar la cuestión. Los argentinos se refugiaron en el avión, alrededor del cual los ­ingleses montaron un cerco de ametralladoras antiaéreas. Por altavoces les exigieron la rendición. Los protagonistas argentinos de esta ­aventura fueron arrestados y permanecieron detenidos nueve meses en Río Gallegos.

Voluntad militante

Dardo Cabo había comenzado su intensa militancia política en el Movimiento Nacionalista Tacuara. Desde que conoció a su pareja, María Cristina Verrier, comenzaron a soñar con hacer una vindicación concreta con respecto a las islas Malvinas.

El tiempo en prisión no doblegó la voluntad militante de Cabo, quien al salir de su encierro se hizo un activo integrante de la agrupación Descamisados, de cuya publicación periodística fue editor. Durante la última dictadura, Dardo Cabo estuvo detenido en la Unidad 9 de La Plata, a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. El 8 de enero de 1977, por orden del general Ramón Camps, fue fusilado cerca de Brandsen en un simulacro de fuga. Tenía apenas 36 años.

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