El boxeador que ascendió de la nada al mito

José María Gatica nació en Mercedes, San Luis, el 25 de mayo de 1925. Fue analfabeto hasta su muerte. En 1933, con su madre y un hermano, tomó un tren de carga hasta Pergamino. Trabajaron en la cosecha durante todo el verano. Cuando ahorraron lo suficiente para el viaje, se tomaron otro tren hasta Buenos Aires. “El Mono” ayudaba a la economía familiar vendiendo diarios por la noche, en San Telmo, y lustrando zapatos durante el día.

Sus primeros combates fueron librados en la Misión para marineros, de San Juan y Paseo Colón, por 80 centavos o un peso al día. A partir de 1945, las multitudes de la popular enronquecían alentándolo en el mítico Luna Park.

Su primera mujer, Ema, había empezado como bala humana en un espectáculo del Parque Japonés; cuando se hizo famoso, le gustaba pasearla ostentosamente en su auto convertible. Jamás hubiera sospechado que terminaría en una casucha de Villa Domínico, trabajando como portero en la cantina del cantor Alberto Morán. Murió a los 38 años, dos días después de caer bajo las ruedas de un colectivo cerca del estadio de Independiente, ebrio y eufórico, con las manos ocupadas en agitar un aro de madera del que pendían docenas de muñequitos rojos.