El desafío de vivir entre el verdín y el agua acumulada en una calle de la región

La 135 de barrio Cementerio arrastra años sin repararse y sobre el cordón de la vereda se acumuló verdín y suciedad. El testimonio de Ana, una de las vecinas que se cansó de contar accidentes de ciclistas y motociclistas en las esquinas de 74, 75 y 76.

El comienzo de abril encontró a los frentistas de la calle 135, del Barrio Cementerio, viviendo una inesperada pesadilla.

Casi de manera simultánea a la suba de los casos de dengue, los primeros días del cuarto mes del año llegaron con lluvias y humedad, en una situación que terminó afectando a las veredas con pasto que tienen las casas.

Sobre el cordón de la calle 135, entre 74 y 76, hace más de ocho años que el agua corre con la misma fuerza que la de un arroyo y el espacio que ocupa, desde la vereda hasta el sector de la calle por donde pasan los autos, ronda los ochenta centímetros.

Debajo del agua, a causa de tanto tiempo circulando, se ha formado verdín, y cruzar la calle se terminó convirtiendo en una trampa mortal para todos los vecinos.

Ana, quien vive hace más de 20 años en la zona, reconoce que se cansó de ver bicicletas y motos caer cuando resbalan al intentar doblar en la esquina de 135 y 75, en dirección hacia la calle 136.

“Si te quedás un rato, no va a tardar en llegar algún distraído en bicicleta o moto, y se cae. Te hago una apuesta si querés”, desafió irónicamente la vecina que vive a metros de uno de los ingresos laterales que tiene el cementerio de La Plata, en la esquina de 74 y 135.

La situación, sin embargo, despertó aun más preocupación por los contagios del dengue, ya que la acumulación del agua sobre las veredas, de largos y verdes pastos, termina resultando en un escenario ideal para que el mosquito, que trasmite esta enfermedad, pueda quedarse en la zona.

“Me he cansado de comprar repelentes. Mucho más en los meses que van desde finales de noviembre hasta por lo menos mediados de mayo o junio, cuando se empieza a sentir el frío de verdad y no hay mosquitos. Pero al estar el agua acumulada, o corriendo permanentemente por el cordón, pensar en dormir con las ventanas abiertas o salir a tomar mates a los patios de las casas es una verdadera exposición a contagiarse o a que te piquen”, comentó preocupada la vecina.

Como Ana, más de cincuenta personas que viven frente al cementerio de La Plata, sobre la calle 135, vienen reclamando por la ejecución de obras en la calle 76, entre 135 y 136, desde donde vendría la pérdida que luego se extiende por el cordón hasta la calle 74.

“Hasta el momento nadie nos dio una respuesta final. Han venido a hacer inspecciones y a preguntar qué obra era más necesaria para el barrio, pero nunca pudieron encontrar el lugar exacto para frenar el agua que corre por el cordón de la 135”, concluyó Ana.

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