cultura

Una escritora uruguaya con reconocimiento mundial

Se acaba de editar en nuestro país el más reciente libro de Cristina Peri Rossi, una poeta y narradora que recibió algunos de los principales premios en nuestra lengua.

Nació en Montevideo en 1941, en plena Guerra Mundial. A la izquierda de su casa vivía un viejo zapatero remendón, judío polaco, milagrosamente escapado de la masacre; y a la derecha, un adusto músico alemán con un parche negro en un ojo. Cuando le preguntó a su madre, maestra de escuela, por qué el judío y el alemán no se saludaban me respondió: “En Europa se habrían matado. El mundo parecía un lugar muy peligroso fuera de Montevideo. Leyendo los libros de la biblioteca de su tío confirmó que siempre había sido así. Y de la lectura pasó a la escritura. Cristina Peri Rossi es autora de cuarenta y cinco libros que van de la poesía a la narrativa.

Nocturno urbano, es un libro que reúne relatos y poemas de esta autora que recibió, entre otros premios prestigiosos, el Cervantes, en cuyos fundamentos se resalta “la trayectoria de una de las grandes vocaciones literarias de nuestro tiempo y la envergadura de una escritora capaz de plasmar su talento en una pluralidad de géneros”.

Cristina Peri Rossi tuvo claro desde temprano que, en una sociedad patriarcal, ser mujer e independiente era raro y sospechoso: “Leí a Simone de Beauvoir cuando mis profesores de la universidad no la conocían. En La insumisa cuento que desde muy chica tuve una percepción de las diferencias que había en el trato entre mujeres y hombres. Vengo de una familia pobre, y las diferencias se reproducen en todas las clases sociales, pero quizá en las familias pobres se perciben más porque los roles están más acentuados. Supe temprano que ser mujer no era ninguna lotería y que había problemas específicos”.

En 1972 tuvo que exiliarse de la dictadura uruguaya, no solo fueron prohibidos sus libros, sino también hasta la mención de su nombre. Vivió unos meses, clandestinamente, en París, donde también vivía su amigo, Julio Cortázar, quien le dedicó un poema.

En 1975, adoptó la nacionalidad española y se radicó en Barcelona, donde escribió la mayor parte de sus libros. Es una de las pocas mujeres que se vincula al llamado boom literario en el que brillaron los nombres de García Márquez, Cortázar, Vargas Llosa y Carlos Fuentes.

Se ha mantenido alejada del mundo académico pese a que ha obtenido la beca Guggenheim, y la de DAAD (Servicio de Intercambio Académico Alemán) cuando en Berlín aun se alzaba el Muro; y la Universidad de Sevilla publicó un libro de 800 páginas con trabajos sobre su obra: “Pero siempre me mantengo alejada como creadora de lo académico, porque lo académico es castrador”.

De pequeña creía que el diccionario era un arca inmensa de papel donde se guardaban todos los objetos de este mundo a escala reducida. Su obra es un intento de hacer entrar el mundo en sus palabras. Nocturno urbano es un libro que consta de dos partes.

En la primera parte, se suceden relatos sobre rumores que se propagan sobre las ciudades, clubes de amnésicos o de indecisos, viajeros que se enamoran de mujeres extrañas en ciudades sin tiempo que los atrapa con la seducción de un sueño, o gobiernos que ponen al alcance de los suicidas los medios que les permiten irse de este mundo con las mayores garantías de éxito. La segunda parte son poemas reunidos bajo el título Habitación de hotel, un poemario que obtuvo por unanimidad el XI Premio de Poesía Ciudad de Torrevieja en 2006.

En la poesía de Cristina Peri Rossi late la delicada levedad de las palabras dejando su menudo rastro en una tela muy antigua. En ella, se reúnen los enamorados a beber el néctar de la noche. Es un intento de rescatar lo que el viento se llevó: un hotel de citas con olor a puerto y a comida barata cerca del mar, o la noche en las ciudades en la que algunos hombres beben su soledad hasta la última copa –“la cruda/la solitaria noche de los borrachos/y de los yonquis/cuando todo parece posible,/ hasta el amor”–.

Quizá el poeta sea el último soldado de una guerra ya perdida, pero esta poeta uruguaya nos hace sentir que la vida puede ser bella/ a veces/ como una pausa/ como una tregua que la muerte/ le concede al goce.

Noticias Relacionadas