CULTURA

El día que murió Superman

George Reeves fue el primer actor que interpretó a ese superhéroe nacido en la televisión norteamericana. Tuvo un final trágico.

Desde el 19 de septiembre de 1952, día en que Superman se estrenó en la televisión estadounidense, basada en el cómic creado dos décadas antes por Jerry Siegel y Joe Shuster, el protagonista de la serie, George Reeves, no hizo más que acumular popularidad y dinero. Fue el único papel protagónico que interpretó en su vida. Cuando los productores decidieron dejar de producir la serie, porque consideraron que el personaje ya estaba lo suficientemente maduro para pasar definitivamente a la pantalla grande, el actor quedó cesante y sin recursos. La desesperación lo llevó a demostrar que no era el superhéroe que había encarnado durante tantos años, sino un hombre tan mortal como todos.

George Reeves nació en Iowa el 5 de enero de 1914, en el seno de una familia obrera. Si bien era un chico pacífico, soñaba con ganarse la vida a los golpes. Era un prometedor boxeador amateur, tenía espaldas anchas, un temible cross de derecha y una gran audacia para acercarse al rival. Pero un día llegó a la casa con la cara desfigurada, y su madre decidió que no subiría nunca más a un ring. Se acercó al cine, trabajando con esmero su aspecto de galán, y comenzó a interpretar una larga serie de personajes insípidos en películas clase B, en algunas de ellas compartió elenco con quien sería presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan. Pensó que había llegado a la gloria cuando, en 1939, le ofrecieron un pequeño papel en Lo que el viento se llevó y es, incluso, el primero de los personajes que habla en la película. No sabía que la auténtica gloria lo estaría esperando una década después. En 1951 aprobó un casting que lo volvería uno de los actores televisivos más cotizados de la época.

Al comienzo, la paga fue baja, ya que la televisión por entonces no tenía la descomunal exposición que alcanzaría años después. Las series eran de media hora de duración, se hacían con pocos recursos y horarios estrechos, con una periodicidad de dos capítulos cada seis días. Varios episodios se rodaban al mismo tiempo para aprovechar los sets de filmación.

Superman, en su versión televisiva, constó de 104 episodios, y se llamó, en un principio Superman y el Hombre Átomo, aunque más tarde adquiriría el título definitivo de Las aventuras de Superman. El actor pasó del anonimato a la cúspide de la fama, superando en número de tapas de revista a quien era la otra estrella televisiva del momento, Lucille Ball. George Reeves quedó tan identificado con el personaje que fue inevitable que se convirtiera en el primer Superman de Hollywood. El final del actor tuvo también mucho de esos dramas que suele presentar la meca del cine. El 16 de junio de 1959, George celebró una fiesta en su suntuosa casa de Beverly Hills. Hacía dos años que la serie había dejado de filmarse, y solía caer en pozos depresivos cada vez más profundos. No había vuelto a filmar desde entonces. Cada tanto hacía exhibiciones de lucha libre, pero sentía que se había vuelto una caricatura de sí mismo. Aquella noche eran tantos los invitados que nadie advirtió cuando el anfitrión se encerró en su habitación. Un estruendo enmudeció de golpe a todos. George Reeves se había suicidado. Leonore Lemmon, su novia, con quien había planeado casarse cuatro días después, fue la primera que entró al dormitorio y se encontró a Reeves tendido en su cama, desnudo, con la cabeza en medio de un charco de sangre y una pistola Luger tirada a su costado.

La Policía de Los Ángeles determinó que la causa de la muerte de George Reeves había sido suicidio. Tenía un alto porcentaje de alcohol en sangre y se comprobó que había consumido drogas. Hacía poco había cumplido 45 años.

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