CULTURA

El entrenador platense al que la dictadura no pudo doblegar

Julio Velasco es un muy prestigioso técnico de vóley nacido en nuestra ciudad.

Julio Velasco es un ejemplo único en el deporte: la síntesis irrepetible de técnico cuasi invencible, pero a la vez culto e inconformista. Ha sido uno de los mayores entrenadores de la selección nacional de vóley, además de haber conseguido con la selección italiana tres campeonatos europeos, dos mundiales y cinco World League. Sin embargo, pocos conocen la historia de este embajador platense, cuya pasión era la filosofía y que llegó al deporte para escapar de la represión de la dictadura militar.

Vivió dos dictaduras: la primera en los años 60, cuando iba al colegio secundario. “En ese período –recuerda Velasco– lo que captábamos nosotros siendo chicos era la gran diferencia social que existía en los países de América Latina, en nuestro país, y después esa presencia casi obstinada en todos los ámbitos de los militares”. La segunda dictadura, desgraciadamente, fue mucho más feroz que la primera; Velasco militó durante su juventud en agrupaciones estudiantiles de izquierda, y aunque después se alejó, seguía manteniendo su posición contraria a la dictadura. En ese sentido, afirma: “Sufrí experiencias terribles, que me marcaron profundamente, como por lo demás, marcaron a toda mi generación”. Entre ellas, quizá la más terrible haya sido la de abandonar a su querida ciudad, que había sido uno de los lugares más golpeados por la represión.

Alguna vez Velasco sintetizó en uno de sus ensayos su mirada sobre el deporte: “En el mundo deportivo, como en toda la sociedad, impera la hipocresía de las reglas irreales, inmediatamente subvertidas por el culto a las excepciones y a los privilegios particulares”.

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