El faraón que borraron de la historia
El intento de borrarla fue tan efectivo que no se la redescubrió hasta el siglo XIX.
Durante años, los arqueólogos creyeron que no había faraonas en el Antiguo Egipto, hasta que se redescubrió la figura de Hatshepsut, una de las gobernantes más exitosas de la dinastía XVIII. Tras su muerte, su sucesor y sobrino, Tutmosis III, ordenó borrar su nombre y su imagen de templos y monumentos, eliminando casi todo registro de su reinado.
Hatshepsut gobernó más de dos décadas, impulsando el comercio, construyendo obras monumentales y consolidando la estabilidad del reino. Entre sus logros se encuentra el templo funerario de Deir el-Bahari, una de las obras maestras de la arquitectura egipcia.
El intento de borrarla fue tan efectivo que no se la redescubrió hasta el siglo XIX, cuando las inscripciones parcialmente dañadas revelaron su existencia. Hoy se la reconoce como una de las mujeres más poderosas de la antigüedad y un ejemplo de liderazgo político y cultural.
