El hombre que compaginó la medicina alternativa y el nazismo

Joachim Mrugowsky fue un médico que durante los años de Hitler hizo experimentos humanos y se jactaba de haber llegado a una nueva concepción de la ciencia.

A los 25 años, Joachim Mrugowsky se doctoró en ciencias naturales y, en el campo de la medicina, se especializó en la neurología, comulgando con la llamada medicina alternativa, siendo implacable en la crítica de las concepciones médicas mecanicistas que primaban en la época. Fue un pionero de la medicina holística, consideraba en las capacidades naturales del organismo humano para su propia sanación. Era considerado una de las mayores autoridades en “herencia humana e higiene racial”.

Al mismo tiempo que egresó como médico, se inscribió en el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, con el número de membresía 210049. Hizo la carrera militar llegando al grado de coronel, y revistando como director del Instituto de Higiene de las Waffen SS, el grupo de choque del Partido Nazi creado por Heinrich Himler y que con sus 35 divisiones llegó a cometer todo tipo de atrocidades y crímenes de guerra, siendo condenado en bloque en los Juicios de Nuremberg. Mrugowsky fue el responsable de implementar el uso del gas ciclón-B en Auschwitz y otros campos de concentración, así como de algunos de los experimentos más terribles jamás perpetrados contra seres humanos.

Numerosos psiquiatras trataron de desentrañar el enigma de cómo tantos médicos pudieron empujar las fronteras éticas de su profesión para compatibilizar su juramento hipocrático con la práctica criminal de experimentar con los seres humanos, para indagar en los niveles de sufrimiento que son capaces de soportar o en la delirante búsqueda genética de ejemplares de mayor pureza racial. De ello, Joachim Mrugowsky es un ejemplo extremo.

Mrugowsky no estuvo solo en su manera de practicar la medicina. Víctor von Weizsäcker, pionero en la esfera de las enfermedades psicosomáticas y uno de los fundadores de la medicina antropológica. Dirigió el Instituto de Investigaciones Neurológicas de Breslau desde 1941 a 1945, y el Hospital Militar de dicha ciudad. En ambas instituciones médicas, se examinaban cerebros de niños judíos en busca de rastros que alimentaran científicamente los prejuicios raciales. Cuando en 1933 el régimen nacional socialista ordenó la quema pública de libros, von Weizsäcker sugirió numerosas obras para arrojar a la pira, entre otras, El porvenir de una ilusión, libro de Sigmund Freud. Von Weizsäcker señaló la necesidad de esterilizar compulsivamente a quienes se considerara socialmente inútiles. Cuando se lo juzgó en Nuremberg, procuró establecer científicamente una distinción entre el asesinato y lo que él decía haber hecho: “Estudios científicos sobre cuerpos de seres humanos sin valor”. Con esa concepción de la medicina, no es extraño que von Weizsäcker considerara a Joachim Mrugowsky uno de los más preclaros científicos de su época.

Los miles de prisioneros de los campos de concentración del Tercer Reich fueron una materia prima de insuperable valor para que Joachim Mrugowsky hiciera avanzar sus teorías. Esos cuerpos inermes y sufrientes fueron sometidos a todo tipo de pruebas. En el campo de prisioneros de Sachsenhausen, Mrugowsky sugirió hacer una ejecución con municiones envenenadas con aconitina para comprobar como se abrían los canales de sodio de las células nerviosas y musculares. El médico registró el experimento de esta manera: “Uno de los envenenados trató en vano de vomitar. Para lograrlo, puso cuatro dedos de la mano hasta las articulaciones al fondo de su boca. A pesar de ello, no logró vomitar... La inquietud motora aumentó más tarde de forma violenta... La muerte llegó a los 121, 123 y 129 minutos después de recibir la inyección”.

Joachim Mrugowsky fue uno de los veintitrés juzgados en el Juicio de los Médicos, uno de los doce procesos judiciales por crímenes de guerra y contra la humanidad celebrados después de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Fue acusado de planear y llevar a cabo experimentos médicos degradantes e inhumanos y asesinatos masivos. Tenía 42 años cuando fue condenado a muerte en la horca. La pena se ejecutó el 2 de junio de 1948.

Noticias Relacionadas