El origen de la Luna de Miel

Las garzas reales constituyen la verdadera explicación de esta celebración tan reconocida.

Hablar de “luna de miel” refiriéndose a las aves parece una expresión excesivamente romántica. Pero hasta los científicos más serios que se han dedicado al estudio de la garza real están de acuerdo con que esa afirmación es exacta. Cuando las garzas reales o airones llegan a Luisiana desde sus cuarteles de invierno en América del Sur, la bandada se divide en parejas. Cada pareja elige un sitio donde hacer el nido y se retira a él. Pero no empieza a criar familia inmediatamente. Tan apasionada y feliz es que, cuando el científico inglés Julian Huxley la presenció por primera vez casi no podía creer que aquello fuese costumbre corriente en las aves.

Durante varios días, las dos aves están siempre juntas. Pasan horas enteras inmóviles, la hembra posada en una rama un poco más baja que la que ocupa su compañero y con la cabeza apretada para el costado de éste. Y, de vez en cuando, su apacible placer se trueca en extasis y ambos entrelazan sus largos cuellos.

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