cultura

El presidente argentino elegido por la Cámara de Comercio británica

Roberto Ortiz asumió la presidencia en 1939.

Antes de asumir la presidencia de nuestro país, Roberto M. Ortiz había sido abogado del ferrocarril Western Railway, de la Banca Tornquist, de la empresa norteamericana Unión Telefónica y presidente del directorio de la cervecería de Otto Bemberg. Con ese pedigrí, fue diputado nacional por el radicalismo y el general Agustín P. Justo lo nombró ministro de Hacienda. Pero su máxima ambición comenzó a gestarse en una cena de la Cámara de Comercio británica, cuando le propusieron convertirse en presidente.

Su compañero de fórmula fue el conservador catamarqueño Ramón Castillo, otro integrante del gabinete de Justo. En las elecciones fraudulentas del 5 de septiembre de 1937, la fórmula Ortiz-Castillo se hizo cargo del Poder Ejecutivo Nacional. Era una época en que el voto se cantaba, se secuestraban las libretas de enrolamiento y el pueblo debía resignarse a votar entre las opciones impuestas por el empresariado británico y el establishment local. La muerte de María Luisa Iribarne –esposa de Ortiz–, desencadenó una crisis en la salud del presidente que se vio obligado a delegar el mando en Castillo.

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