El turismo “tambalea” frente al avance de la Covid-19
Más allá del caudal de argentinos que recorrió el territorio nacional en vacaciones, la expansión del coronavirus sigue afectando al sector, que no pudo recuperar los niveles prepandemia.
Luego de un año de pandemia, restricciones y protocolos, Semana Santa logró cautivar la atención de 4,2 millones de argentinos que, según un estudio de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), optaron por viajar alrededor del país entre el miércoles y el domingo pasado.
Al explicar los motivos que generaron esta recuperación del sector, el informe de la entidad destaca el temor a que se vuelvan a cerrar las ciudades frente al avance de la segunda ola de coronavirus.
Más allá de este repunte, la situación en el país y en el resto de la región latinoamericana sigue complicando a los prestadores turísticos.
En mayo, momento en el que comenzaba a profundizarse la paralización del sector, la Asociación Internacional de Turismo de Reuniones (Icca, por sus siglas en inglés), informó que Argentina encabezaba por primera vez en la historia el ranking de turismo laboral.
Con el avance del coronavirus en el país, viajar por trabajo dejó de ser una opción. De acuerdo a la Encuesta de Turismo Internacional (ETI), realizada en convenio con el Indec, en enero de 2021 llegaron al país 21,1 mil viajeros no residentes, cifra que representa una disminución interanual del 93,3% respecto al mismo período del año pasado.
Esta caída se ve reflejada también en el resto de Latinoamérica. Según el relevamiento publicado ayer por la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (Iata), en febrero, las aerolíneas de la región experimentaron una reducción de la demanda de transporte de pasajeros del 83,5%, un 5% más que en enero.
“Febrero no mostró indicios de una recuperación en la demanda de viajes aéreos internacionales. De hecho, la mayoría de los indicadores fueron en la dirección equivocada a medida que las restricciones de viaje se endurecieron ante las continuas preocupaciones sobre las nuevas variantes del coronavirus”, señaló Willie Walsh, director general de Iata.
“Una relajación de las restricciones a los vuelos nacionales resultó en un número significativamente mayor de viajes. Esto nos dice que la gente no ha perdido el deseo de viajar. Volarán, siempre que puedan hacerlo sin enfrentar medidas de cuarentena”, agregó Walsh.
En el agua, la situación se vuelve mucho más crítica. Con el avance de la Covid-19, las compañías de cruceros se vieron obligadas a suspender al 100% sus actividades, convirtiéndose en uno de los sectores más afectados del turismo.
Si bien la industria está cada vez más afianzada, ni los desarrollos tecnológicos ni la oferta de destinos paradisíacos pudieron mantenerla a flote durante la pandemia.
Según la Asociación Internacional de Líneas de Crucero (Clia, por sus siglas en inglés), que nuclea al 95% de las compañías del mundo, estos buques turísticos generan más de 150.000 millones de dólares en actividad económica y mantienen casi 2 millones de empleos a nivel global.
Cada día, la suspensión de los itinerarios resulta en la pérdida de hasta 2.500 puestos de trabajo. De acuerdo a Clia, de marzo a septiembre del año pasado, 334.000 personas quedaron desempleadas.
Si bien el sector sufrió pérdidas económicas de 50.000 millones de dólares, las restricciones sanitarias impuesta por cada país y la imposibilidad directa de operar en algunas regiones siguen demorando la reactivación de la industria, ya que los destinos necesitan asegurarse que cada embarcación cuente con los protocolos adecuados y los datos que prueben que el buque es un ámbito libre de Covid-19.
Las empresas que operan en el país se están preparando para reactivar el funcionamiento en la segunda mitad del año, pero todo dependerá de la situación sanitaria.