El vendedor del monumento de Los Hornos cumplió 34 años en 60 y 137
Espíndola desembarcó en 137 y 60 la tarde del 10 de julio de 1990.
Claudio Espíndola tiene 56 años y más de 34 de vendedor ambulante en las calles de la ciudad.
A finales de los 80 tuvo que irse de la esquina de 7 y 32, ya que la policía lo vivía corriendo y sacando de este lugar. En ese mismo cruce de La Plata, en donde hace algunos años permanecía la fuente distintiva que marcaba el ingreso al Casco Urbano, terminó arribando otra histórica vecina de La Plata, que vendía golosinas en sillas de ruedas que nadie se animaba a sacar y que, con el paso del tiempo, se hizo famosa como “Mari de 7 y 32”.
Espíndola desembarcó en 137 y 60 la tarde del 10 de julio de 1990, a pocas horas de que la Selección Argentina de fútbol de Bilardo pierda la final contra Alemania en el Mundial de Italia.
“Todavía la gente estaba un poco triste, pero con el paso del tiempo me empezó a ir bien en el lugar”, recordó.
Con más de media vida de vendedor en la calle, Espíndola admitió que las personas expresan como nadie el momento las consecuencias del momento económico.
“Hoy me toca vender banderas de Argentina, un poco por la selección y otro poco porque esta semana cayó 9 de Julio. El precio que le pongo es de $3.000 pesos para que se puedan vender y la gente no tenga que hacer un esfuerzo grande para comprarlas”, reflexionó este vecino de La Plata.
Al igual que ocurre con otros símbolos de la historia contemporánea platense, como lo es la Red 92 y el diario Hoy, este vendedor reconoce como nadie el sentimiento de los platenses en un lugar con mucha tradición, como el monumento con el reloj, que es un sello distintivo de Los Hornos.