En plena cuarentena, lograron adoptar a cinco hermanitos

A través de una videollamada por Zoom, la familia Cifuentes se enteró de que la jueza aprobó la adopción plena de los niños. “Nos emocionamos mucho cuando nos dimos cuenta de que era para siempre y empezamos a gritar”, reconoció la mamá.

En medio de la cuarentena, a través de una videollamada por Zoom y tras casi un año y ocho meses de vivir juntos, a la familia Cifuentes le llegó la confirmación que tanto esperaba: la jueza Agustina Díaz Cordero firmó la adopción plena de cinco hermanos.

“La verdad es que como adultos ya sabíamos que se iba a dar en algún momento, pero para los chicos fue sumamente importante, les dio la seguridad de pertenecer”, contaron Matías Cifuentes y Mariana Rojas, los papás de dos chicas de 16 y 13 años, y de tres niños, de 11, 9 y 8 años.

Si bien la pareja de Palermo ya tenía la guarda de los cinco hermanos, en los más chicos existía el temor y la incertidumbre de que por algún motivo “pudiera cortarse”. “Ellos ya habían pasado por tres hogares del Estado”, contó Mariana.

Matías es músico y ella es diseñadora. En 2010, a raíz de un embarazo que no prosperó, comenzaron a evaluar la idea de adoptar. En 2015 se anotaron en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos.

En principio soñaban con dos hermanos de 0 a 5 años, y cuando recibieron el llamado del Juzgado para proponerles una convocatoria múltiple se sorprendieron. Luego de analizarlo y, sobre todo, de pensar en el futuro de los menores, decidieron abrir su corazón a los cinco chiquitos para que no tuvieran que separarlos.

“Nunca habíamos imaginado ser papás de cinco y menos adoptar a cinco, pero estamos muy contentos. Si bien al principio fue difícil la convivencia y empezar a conocernos, en este año y ocho meses parece que hubiéramos estado juntos toda la vida. Todo fluye y claro, pasan cosas como en todas las familias”, contó Mariana.

La pareja alienta a las personas que desean adoptar, para que no se desanimen ante las adversidades. “Hay gente que empieza a vincularse y porque los chicos quizás se muestran un poco agresivos, se desaniman. Hay que entender las realidades de las que vienen esos niños. Darles amor, contención y esperar, porque los chicos cuando llegan a una casa cambian”, refirió Matías.

“Si alguien escucha nuestra historia puede decir que nosotros tuvimos suerte, y es así. Todos los chicos que están en una institución tuvieron que sufrir mucho porque los sacaron de su familia biológica, todos tienen una mochila pesada. Nosotros también tuvimos momentos duros y hoy estamos muy felices.

Desde mi experiencia aconsejo que al que se le pasó por la cabeza alguna vez adoptar, se anime a un grupito porque es lindísimo”, afirmó la mamá.

Los siete apostaron al proyecto familiar y pudieron sobrellevar los procesos individuales para sanar. “Nos costó mucho y lo estamos disfrutando. Reparar desde las bases desde lo afectivo. Llorando o gritando, todo formó parte de la primera etapa y nos sirvió para poder vivir este sueño que teníamos tanto no-sotros como ellos. Se nos dio a nosotros y a ellos. No importa la edad, el niño siempre está adentro y tiene cosas para reparar y generar un vínculo en base al amor. El amor repara”, expresó la madre de la familia recientemente constituida para la ley.

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