cultura
Entrevista a Julián Axat
Es uno de los poetas platenses más prolíficos y talentosos que acuñó un estilo donde la poesía está atravesada por la época, pero nos recuerda que otra realidad es posible.
El amor por los débiles & el instinto de asesinato es el libro más reciente de Julián Axat, poeta y abogado de nuestra ciudad que ya cuenta con una vasta obra, pero que, en cada libro, perfila un aspecto nuevo de su multifacética escritura. Su libro anterior se nutrió de su experiencia como defensor de esos menores estigmatizados como “pibes chorros”; en este libro se hace cargo de esa violencia constitutiva del mundo actual, pero nos mantiene los ojos abiertos a la utopía.
—Contá por qué circunstancias este libro fue editado primero en Chile y luego en nuestro país.
—Porque últimamente viajo bastante a Chile por temas laborales y eso hace que también me encuentre con poetas, libreros y editores de allí. Ya desde hace unos años con el poeta Absalón Opazo veníamos intercambiando inquietudes y tonalidades, él me presentó a Adrián Barahona del sello editorial Askasis. Una mañana, caminando por Santiago, le comenté de este conjunto de poemas y se interesó mucho. Me planteó de hacer el libro y cubrir con una tirada suficiente para los dos lados de los Andes.
—Vuelve en tu libro la fascinación por los inabarcables misterios del espacio, hay varios poemas en ese sentido.
—Bueno, hay poemas que no entraron en Perros del Cosmos y que entraron acá. Los restos espaciales de un lenguaje, más que el tópico en sí mismo. También tienen que ver con la influencia que me dejó haber armado la antología Interestelaria el año pasado. Uno va incorporando obsesiones y son como capas geológicas de una experiencia literaria. La poesía de ciencia ficción está ahí, pero no lo es todo, El amor por los débiles es también un tránsito hacia otras formas.
—Es un libro atravesado por la violencia que impera en estos tiempos.
—Sí, quizás sea mi libro más violento. Un libro sobre la violencia de las palabras y los vacíos. Sobre la catástrofe humana. Parte de la desaparición de trabajadores en el Frigorífico Swift de Berisso de 1977, el inevitable juego con el Matadero de Echeverría. Continúa con el juzgamiento de Nazis en la actualidad, los que tienen más de 80 años, y juego con el juzgamiento de los militares argentinos que ya están a punto de morir. Hablo de la bomba atómica manipulada por una IA y no por un Oppenheimer. La alusión de la tapa a la guerra entre Rusia y Alemania en 1944 como parangón a la guerra que hoy existe entre Rusia y Ucrania, etc.
—Remontás en el libro el hilo de la historia familiar. Hacé una pequeña semblanza de quienes fueron tus padres.
—Rodolfo Jorge Axat nació en La Plata, en 1947, se crió acá en el centro, hijo de un abogado y un ama de casa. Fue jugador de rugby, estudiante universitario. En 1975 decide proletarizarse en el Swift de Berisso. Ana Inés della Croce nació también en La Plata, en 1951, fue al Normal 2, se recibió de bibliotecaria. Ambos pasaron de la JUP a FAR y de allí a Montoneros. Me tuvieron en agosto de 1976. Viví con ellos apenas 7 meses. Desaparecieron el 12 de abril de 1977. Fueron llevados al CCD La Cacha, lugar donde fueron vistos por última vez.
—Casi todos los poemas están ilustrados por imágenes en una unidad en la que se potencian recíprocamente. ¿Fue concebido desde un principio de esa manera o es algo que se fue dando en el proceso de escritura?
—Las imágenes son un proceso que se incorpora al poema no con el fin de ilustrar el problema planteado, sino como modo de completarlo. Es decir, hay algo que no está en el poema y en la imagen y viceversa, se complementan mutuamente. Son el mismo plano poema-imagen.
—¿Cuáles dirías que son los elementos a partir de los cuales se organiza tu poesía?
—Es muy difícil poder responder eso. Diría que la poesía, en mi caso, funciona como una manera de experimentar con los materiales con los que me voy encontrando y me producen cierta fascinación: así el problema del Mal (con mayúsculas) y el lenguaje para decirlo. Desde Peso formidable (2003) hasta el reciente El amor por los débiles, reescribo siempre el mismo poema como un disco rayado, es un mantra que solo yo soporto, el que me lee es el que cree leer poemas distintos…
—En una época de trivialización mediática y primacía de las redes sociales, ¿qué lugar tiene la poesía?
—La poesía puede ser un espacio de ruptura de los lugares comunes o un espacio del cliché y la salida rápida. El algoritmo y la IA hoy escriben poesía, pero lo hacen permutando palabras e imitando lo que encuentra en Google; hay poca originalidad en eso, no hay experiencia. En mi reciente libro, hay un poema escrito con IA, allí le pido que escriba un poema a partir de la conocida cita de Walter Benjamin: “No hay documento de cultura que no lo sea al tiempo de barbarie”. El resultado exhibe escasa originalidad, pero creo que la incluye como problema de la actualidad. La IA es el oxímoron civilización y barbarie escribiendo un poema. ¿En manos de eso dejaremos nuestro porvenir?
—¿Qué es lo que más amás de la ciudad de La Plata?
—Cuando me escapaba de tribunales de 56 a tomarme un café por las mañanas, a leer un libro, y después volvía a la trinchera, a la batalla cotidiana.