cultura

Entrevista a Lorena Astudillo

Es una de las grandes cantantes argentinas, estará presentándose en Berisso en dúo con Ignacio Montoya Carlotto.

Lorena Astudillo es una artista que, desde 1998, viene editando discos que expresan una apuesta comprometida y personal de una música con hondas raíces en esta tierra y en estos tiempos. En 2015 ganó el premio Kónex como “Mejor cantante femenina de folklore de la década” y fue nominada en varias oportunidades a los Premios Gardel. Por más de 3 años ideó y produjo el ciclo “Cantautoras, la nueva canción argentina en manos y voces de mujeres”. Comenzó siendo intérprete y con el correr de los años fue consolidando su condición de autora , con un muy cuidado manejo de las palabras. “Los días por venir”, es el título del disco que Lorena Astudillo e Ignacio Montoya Carlotto acaban de editar. Un trabajo fino, hondo, cautivante, que se escucha de punta a punta con el deleite de descubrir un territorio de inesperada belleza. La obra será presentada el 22 de noviembre en Berisso, en la esquina histórica de Marsella y Nueva York, justo enfrente al kilómetro cero del peronismo.

—¿Cómo se dio tu encuentro con Ignacio Montoya Carlotto?

—Un amigo en común me propuso que hiciéramos algo juntos. Tuve que indagar en lo que hace, porque su figura pública mataba un poco su quehacer musical. Me pareció muy lindo, muy delicado su ejercicio musical. Entramos en contacto e hicimos un concierto.

—¿Cómo fue esa juntada inicial?

—Cada uno arrimó sus petates: yo mis canciones y él las suyas: Hicimos un evento que yo creí fue debut y despedida, pero quedamos en comunicación y nos propusimos crear una obra en común. La propuesta fue hacer yo las letras y él, la música.

—¿Cómo fue la metodología de trabajo?

—Fue todo virtual. Él me empezó a mandar frases musicales, ideas sueltas, intenciones, y, a partir de allí, empecé a hacer la narrativa, escribir en base a sus bocetos musicales. Hubo una sola canción que fue al revés, que se llama "Un darse cuenta": yo había escrito eso, se lo mandé y él le puso la música. Fue bastante largo el proceso: yo soy bastante discontinua, hubo bastante tiempo para que germine el poroto.

—¿En Los días por venir hay algún tema que unifique toda esa propuesta?

— La verdad me sorprendió porque hubo una coincidencia casi telepática. Construirnos " Los días por venir", en medio de un escenario mundial realmente conmocionante. Fue construir un proyecto, algo que nos diera alegría, en medio de cosas que nos generan impacto. Si bien tiene sus oscuridades, este material tiene también mucha proyección.

—¿Cuáles son los temas más representativos y por qué?

—Mburucyá, que habla de la relación entre nosotros como una especie de hermandad y no hay cosa más linda que cuando trabajás con gente que se vuelva amiga. Después hay otra canción que es muy fuerte, que a mí me costó un montón escribir, se llama Canción de las trincheras. Es una canción donde él decide nombrar a su padre biológico, para traerlo atravesando su propia identidad. Ese tema me costó un montón escribirlo porque fue desde un lugar donde casi que no era yo quien lo escribía. Después, me encanta Niñez porque habla de nuestros hijos, y Un cielo de jazmín, dedicado a mi abuela Maruja.

Decí lo que quieras sobre uno de tus referentes musicales, el Cuchi Leguizamón.

Fue un norte. Me tuve que desa­pegar un poco, porque si me quedo en la veneración mi hacer no puede evolucionar. Pero, por supuesto, valoro enormemente su legado. Sin desmerecer a otros compositores, no hay un conjunto de obras que tenga la capacidad de hacer cantar tan bien a la gente como la obra del Cuchi Leguizamón. Está escrita para cantantes. Te cuesta un año de trabajo como una obra clásica; por eso también me conectó tanto con lo académico. Vengo de hacer este año Cuchi sinfónico en Salta, porque todavía tiene un costado que mantiene esa conexión. Como compositor es maravilloso para un cantante, y como escritor y creador es una inspiración total para seguir el rumbo.

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