Jorge Aliaga: “El pico de la pandemia somos nosotros, y lo que nosotros hagamos”
En diálogo con diario Hoy, el físico e investigador del Conicet expresó que es difícil predecir qué va a suceder y apeló al compromiso social e individual.
La incertidumbre que genera el comportamiento de la pandemia se respira tanto en ambientes académicos como sociales. Conocer cuándo la Argentina llegará al famoso pico es la pregunta que desvela a unos cuantos habitantes del territorio nacional.
Sin embargo, hay cuestiones que las fórmulas matemáticas no pueden predecir, aún con la experiencia de lo que sucedió en otras partes del mundo. Esto se debe a que no dependen exclusivamente de cálculos, sino que hallan sus raíces en conductas sociales.
“Esto no es como un huracán, donde el servicio meteorológico avisa que viene mañana, y la gente se guarda y pasa. El pico de la pandemia somos nosotros, y lo que nosotros hagamos. Si no hubiésemos hecho nada, la epidemia hubiera tenido un pico en mayo, con millones de casos. Pero eso no pasó acá, ni en ningún lugar de la Tierra, porque como es una catástrofe de muertes, la gente se mete en sus casas y se queda allí”, explicó a diario Hoy el físico y exdecano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), e investigador del Conicet, Jorge Aliaga.
“Es muy difícil aventurar qué va a suceder, porque estamos lejos de la situación definitiva. Lo que pase dependerá, fundamentalmente, de cómo se comporte la gente”, insistió Aliaga.
A la vez, admitió: “En Europa tuvieron un susto enorme por lo que les pasó y estuvieron muchísimo tiempo cuidándose, porque pasaron por un desastre y sienten muchísimo temor. Pero, a medida que se relajan, las personas se confían y vuelve a subir la curva de contagios y muertes”.
El comportamiento del coronavirus
La tarea de análisis sobre los datos oficiales permite proyectar el crecimiento en la cantidad de contagios y evaluar la respuesta del sistema de salud para contener a los pacientes enfermos. El exdecano de Exactas monitorea permanentemente estas cifras y observa cómo se comportan.
Consultado acerca de por qué bajan los casos en ciertos lugares, como por ejemplo en CABA, mientras que en otras regiones suben, Aliaga indicó: “Pueden descender por muchas razones, una de ellas es el comportamiento de la biología. Eso quiere decir que cada vez que una persona se contagia, es menos probable que se cruce con una persona que no tuvo la enfermedad. Entonces baja la velocidad de crecimiento de la epidemia y hay cada vez menos casos”.
“En la Villa 31 se contagiaron todos y la epidemia se detuvo, pero no por mérito de alguien, sino porque funciona como un incendio: o se extingue por los bomberos, o las llamas se consumen porque terminan de quemar todo”, ejemplificó el físico.
“Si miran la distribución de edad en ese conglomerado porteño, hay muy poca gente mayor de 65 años, que es la más afectada por esta enfermedad. Si bien allí fallecieron muchos, no fueron tantos como ocurriría si se contagiara ese mismo porcentaje en CABA, porque la distribución etaria es mucho mayor”, agregó Aliaga.
También especificó: “En el caso de Europa, la pandemia fue más agresiva por tener el doble de porcentaje de Argentina de personas mayores de 65”.
Las cifras
“Considero que no hay ocultamiento en las cifras oficiales, pero sí veo que hay demora. Los números son cargados por un montón de manos, porque es un sistema federal”, aseveró el investigador del Conicet.
“Así como los fallecidos que se cargan hoy no son los que murieron en las últimas 24 horas, sino que son los que se cargaron en ese lapso de tiempo, sucede lo mismo con los casos”, detalló Aliaga.
El físico observa cada día la evolución de la curva y, a partir de los datos que proporciona el Ministerio de Salud de la Nación, y de algunos estudios particulares, establece cuál sería la más real.
Mientras tanto, a la espera de la vacuna, la prevención, el distanciamiento y la responsabilidad social seguirán siendo los factores indispensables para determinar el comportamiento de la famosa curva.