CIENCIA

La ciencia avanza en la medicina regenerativa

Científicos lograron, a través de un cóctel de medicamentos, regenerar las patas traseras amputadas de las ranas.

En las últimas horas se dio a conocer la noticia de que un grupo de científicos de la Universidad de Harvard y la Universidad de Tufts ha sido capaz de regenerar las patas traseras amputadas de algunas ranas de uñas africanas. Significó una noticia fundamental en lo que respecta a los avances de la medicina regenerativa. Si bien los seres humanos, a diferencia de especies como las estrellas de mar, las salamandras o los lagartos, no tienen la capacidad de regenerar una extremidad perdida, estos avances mantienen abierta la posibilidad de que de cara al futuro el proceso sea algo real y palpable.

Según detallaron los especialistas, este proceso fue posible gracias a un cóctel de cinco fármacos, aplicado con un biorreactor portátil de silicona, que sella el elixir sobre el muñón durante solo 24 horas. Con este breve tratamiento, la pata funcional creció en 18 meses. Cada uno de estos fármacos tuvo una misión distinta, cumpliendo así con diversos propósitos, entre los que estaban el control de la inflamación, la inhibición de la producción de colágeno, que conduciría a la cicatrización, y el fomento del nuevo crecimiento de fibras nerviosas, vasos sanguíneos y músculos.

Con el proceso ya consumado, los científicos pudieron dar cuenta de que se había producido un crecimiento espectacular del tejido en muchas de las ranas tratadas, teniendo las nuevas extremidades una estructura ósea extendida con características similares a la estructura ósea de una extremidad natural. Al mismo tiempo notaron que tenían un complemento más rico de tejidos internos. “Es emocionante ver que los medicamentos que seleccionamos ayudaron a crear una extremidad casi completa. El hecho de que solo requiriese una breve exposición a los fármacos para poner en marcha un proceso de regeneración de meses sugiere que las ranas y quizás otros animales pueden tener capacidades regenerativas latentes que pueden activarse”, destacó la primera autora de la investigación, Nirosha Murugan.

Los expertos también indicaron que los animales pudieron mover la extremidad regenerada y que esta respondió a ciertos estímulos, como al tocarla. Al mismo tiempo, pudo ser utilizada por las ranas para nadar por ejemplo, entre otras actividades. Sobre todo el proceso del tratamiento, el coautor del estudio David Kaplan, sostuvo: “Los mamíferos y otros animales en regeneración generalmente tendrán sus lesiones expuestas al aire o haciendo contacto con el suelo, y pueden tardar días o semanas en cerrarse con tejido cicatricial. El uso de la tapa BioDome en las primeras 24 horas ayuda a imitar un entorno similar al amniótico que, junto con los medicamentos adecuados, permite que el proceso de reconstrucción continúe sin la interferencia del tejido cicatricial”. Todo este proceso sin lugar a dudas abre la posibilidad de continuar investigando en otros territorios, pudiendo llevar así a la ciencia regenerativa hacia lugares impensados hasta hace unos años.

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