La extinción de especies es 35 veces más rápida desde la aparición del hombre
De acuerdo con un nuevo estudio, en los últimos cinco siglos han desaparecido 73 ramas completas del árbol evolutivo por la influencia humana.
Pese al impacto de la humanidad sobre los ecosistemas terrestres, solo suponemos el 0,01 % de la biomasa del planeta. Sin embargo, los humanos continúan su avance, reduciendo el espacio para otros animales y quedándose cada vez más solos. Esta sexta extinción masiva, es la primera causada por un solo animal.
El impacto no se ciñe a especies aisladas. Según un artículo que se publicó esta semana en la revista PNAS, se están mutilando ramas enteras del árbol de la evolución. Animales como el tigre de Tasmania o el delfin del Yangtsé fueron los últimos de su género, un concepto que agrupa a varias especies relacionadas entre sí.
El trabajo, liderado por Gerardo Ceballos, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, examinó 34.600 especies de 5.400 géneros de vertebrados durante los últimos 500 años a partir de bases de datos como la de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. En ese tiempo, 73 géneros se extinguieron a un ritmo 35 veces más veloz de lo que cabría esperar si hubiese seguido la velocidad de los 65 millones de años previos.
Sin la influencia humana, habrían sido necesarios 18.000 años para ver desaparecer a tantos géneros. Según los autores, al menos un tercio de los vertebrados conocidos están perdiendo población y se ven arrinconados en ecosistemas cada vez más pequeños. Al principio del siglo XX, había 10 millones de elefantes. Hoy hay menos de medio millón y han desaparecido de muchos de los países que habitaban hasta hace poco.
La pérdida de un género entero puede tener un impacto en el funcionamiento de un ecosistema completo. La homogeneización impuesta por los humanos en su entorno está haciendo desaparecer también un equilibrio beneficioso para nuestra existencia y cambiando el curso de la evolución.
“En el este de Estados Unidos desaparecieron los grandes depredadores, osos, pumas, lobos, y aumentaron los venados de cola blanca de una manera estratosférica, y también de ratones”, ejemplifica Gerardo Ceballos. “Los venados y los ratones son hospedadores de unas garrapatas que transmiten una enfermedad muy grave que es la enfermedad de Lyme. Eso ha hecho que haya millones de casos por año” en los Estados Unidos.