cultura

La historia de Sydney Johnson

Dedicó toda su vida al cuidado del duque de Windsor.

Sydney Johnson era el ayuda de cámara del duque de Windsor. Dedicó toda su vida al cuidado de un noble que le enseñó todo lo que sabía sobre las mejores telas para los trajes y las más acertadas combinaciones de colores.

Al profesor no le importaba demasiado que su discípulo jamás pudiera comprarse esas prendas ni que llegara a ser jamás un caballero británico.

Para algunos, Johnson fue un perro agradecido; para otros, un desclasado. Se comportaba como si fuera propio ese palacete en el que sirvió al duque con exquisito cuidado.

Años después, un egipcio devoto del imperio británico, que de muchacho empezó a ganar dinero vendiendo refrescos por la calle y de adulto llegó a comprar el Ritz, contrató a Johnson para que lo adiestrara en el sutil arte del refinamiento. Y Johnson le dio lecciones de etiqueta, sobre cómo salir en las fotos y la manera de saborear las bebidas. El millonario era Mohamed Al Fayed, quien se dedicaba a hacer inversiones resonantes, como comprar la tienda Harrods, para sentarse al lado de la realeza en las carreras.

El hijo de Al Fayed, Dodi, fue el prometido de Lady Diana Spencer, y juntos murieron en el túnel del Puente del Alma, en un accidente automovilístico, e 31 de agosto de 1997. Según Mohamed Al Fayed, fue un asesinato de los servicios británicos y franceses, por presión de la corona británica que no quería a su primogénito en la familia real. Nadie lo escuchaba –ni siquiera su esposa, una exmodelo finlandesa–, sólo su fiel criado: Sydney Johnson.

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