“La historia va por un camino y el poder político por otro”
Como cada 1° de julio, se celebra en nuestro país el Día del Historiador. “El historiador tiene que tener la suficiente libertad de criterio como para dejarse sorprender por sus propios descubrimientos”, dice el docente de la UNLP Sergio Pujol.
La fecha redonda es el placer culposo de los historiadores. Hace exactamente 210 años, con el objetivo de “perpetuar la memoria de los héroes”, el Primer Triunvirato firmó el decreto que ordenó la escritura de “la historia filosófica de nuestra feliz revolución”. El deán Gregorio Funes tomó la posta y, desde el año 2002, cada 1° de julio se celebra el Día del Historiador: la piedra roseta del gran relato fundacional de nuestro país.
“Hace 200 años no existía el trabajo del historiador”, dijo Sergio Pujol, uno de los grandes representantes del oficio a nivel nacional, en diálogo con diario Hoy, y agregó: “Lo que existían eran los cronistas que acompañaron a los conquistadores y tomaron nota, supervisando la conquista. Y después está la historia como instrumento para la construcción de un Estado Nacional. Cuando Mitre escribe la historia de Belgrano y San Martín, no le interesa tanto conocer el pasado de los pro-hombres, como ubicarse en un determinado lugar de la política argentina. Para la construcción del Estado es necesario eso que Hobsbawm llama la invención de una tradición. Y así como están los símbolos de la patria, también hay una historia”, añade.
Docente de la UNLP, investigador y autor de biografías fundamentales de la historiografía cultural argentina (desde Yupanqui a María Elena Walsh, pasando por Discépolo, Spinetta y Oscar Alemán), Pujol es una referencia ineludible del oficio. “El rol del historiador ha cambiado notablemente”, explica. “Hay una gran diversidad de enfoques y hoy la historia está totalmente profesionalizada e incorporada a la institución académica. Los historiadores, algunos afortunados, trabajamos en el Conicet. Por lo tanto, tenemos que cumplir con ciertos protocolos de la disciplina científica: trabajar con hipótesis, utilizar determinadas metodologías, enmarcar teóricamente, tener un plan de trabajo, un cronograma de actividades, evaluar la factibilidad, y más”.
Luego, Pujol indica cuáles son las mejores virtudes de los buenos historiadores y los peores defectos. Marca que “del mismo modo que no me entusiasma la definición de periodismo militante, tampoco me entusiasma la historiografía militante. Si uno está convencido de que las cosas son de determinada manera y la historia debe ir en determinada dirección, confía en que los resultados de la investigación le darán la razón. En ese sentido, creo en una historia científica como la concibe Marx. Y la ideología, según lo entendía Marx, era aquello que se interponía entre el conocimiento científico y la falsa conciencia del sujeto. La objetividad es la mejor manera de demostrar que uno tiene razón, que uno está –en términos políticos- en el camino correcto”.
Finalmente, el profesional cierra diciendo que “los buenos historiadores son aquellos que tienen la suficiente honestidad como para revisar aquellos puntos de partida. Aquellos que tienen la suficiente libertad de criterio como para dejarse sorprender por sus propios descubrimientos. Más allá de la perspectiva ideológica y los lógicos condicionantes, hoy la historia va por un camino y el poder político va por otro”.
Las nuevas y viejas herramientas de la historia
De acuerdo a la zona de la historia que cada historiador decida trabajar, la tecnología ofrece distintas herramientas y soportes. Así, durante los últimos años, la digitalización del archivo permitió un acceso más veloz y fidedigno sin compromiso de materiales muchas veces sensibles. “Tampoco me parece una cosa decisiva”, interviene Pujol. “Cuando voy a la Biblioteca Nacional, llevo una libreta, unas fichas número tres, una lapicera, un par de anteojos, y voy tomando notas a medida que voy revisando los diarios. Es verdad que si veo una ilustración o una publicidad de época, uso el celular para sacar fotos. Pero, al momento de investigar, sigo siendo un hombre Gutemberg”, resalta.