Ciencia

La NASA advirtió sobre el debilitamiento del Sol y las consecuencias en la Tierra

La estrella entró en una fase denominada “encierro” y su campo magnético ha permitido la entrada de peligrosos rayos cósmicos adicionales en el sistema solar.

Un grupo de científicos de la NASA responsable de la investigación aereoespacial, teniendo en cuenta que la forma en que vivimos depende en gran medida de nuestra estrella más próxima, alertó que el Sol ingresó a una fase denominada “encierro”. Esto podría desatar graves catástrofes naturales en la Tierra, entre ellas heladas y terremotos.

Desde hace décadas, los astrofísicos que estudian dicha estrella se enfrentan a sus misterios, ya que es la única en la que se pueden discernir los detalles de la superficie y estudiar el plasma en condiciones extremas. “El recuento de manchas solares es uno de los más profundos del siglo pasado. El campo magnético del sol se ha debilitado”, afirmó Thom Phillips, científico de la NASA.

Las manchas solares son áreas que aparecen oscuras en la superficie del Sol, porque son las áreas más frías que posee. Pueden alcanzar el tamaño de un planeta y en ellas se asoman grandes bucles magnéticos que evitan que parte del calor dentro del astro alcance su superficie. Aún así, la temperatura de una mancha solar es de 6,500 grados Fahrenheit.

Asimismo, Phillips explica que el exceso de rayos cósmicos “representa un grave peligro para la salud de los astronautas y viajeros polares; afecta a la atmósfera de la Tierra y también puede ayudar a desencadenar rayos”. Las líneas del campo magnético cerca de las manchas solares a menudo se enredan y esto puede causar una explosión repentina de energía denominada “llamarada solar”, que libere mucha radiación en el espacio.

Según explicó la NASA, casi en el umbral de un ensayismo pesimista, un hecho similar ocurrió entre 1790 y 1830. Los registros indicaron que generó bruscos cambios climáticos en la Tierra y grandes erupciones, una de ellas en el monte Tambora de Indonesia, que dejó 70 mil muertos en 1815.

Las posibles consecuencias en la vida de la Tierra de nuestra estrella más cercana conserva una tradición que se extiende desde las primeras observaciones astronómicas hasta las misiones espaciales más recientes. A pesar de que no existe una teoría oficial de que acontezca una de estas posibles catástrofes naturales, los científicos de la NASA sostienen que hay que mantenerse en alerta.

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