La sequía, el problema del verano que causó un hecho histórico

La falta de lluvias y la ola de calor hicieron que la frontera natural entre Buenos Aires y Santa Fe “desaparezca”. Qué ocurre en la región.

El 2022 fue el octavo año más seco en toda la historia argentina, y el inicio del 2023 muestra que los cambios de esa situación aún no están a la vista. La ola de calor y la falta de lluvias incluso generaron un hecho histórico: “eliminaron” la frontera natural entre las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.

Se trata del denominado Arroyo del Medio, antes llamado Gayoso, que desde el 28 de enero de 1722 quedó establecido como límite jurisdiccional entre ambos Estados provinciales y pasa por las zonas de San Nicolás y Constitución. “Es un escenario de sequía regional sobre el que hay muchas dudas al respecto. Esta teniendo una persistencia muy grave en el territorio, la perspectiva para este verano es desfavorable porque habría lluvias inferiores a las normales y la situación lamentablemente se va a sostener”, explicó el ingeniero Juan Borús, miembro del Instituto Nacional del Agua (INA).

El experto sostuvo que la falta de lluvias afecta a toda la región. “Hay una preocupación importante en la zona donde hubo incendios, porque podría volver a haberlos”, dijo. “No es una cuestión de obras, sino de las instalaciones de provisión de agua, sobre todo a las poblaciones lejanas a los ríos. Ese es el foco de atención mayor”, analizó.

Un informe del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) dice que la sequía fue más grave en sectores del Litoral y de la región pampeana, donde las lluvias estuvieron entre 500 y 600 milímetros por debajo del promedio. “También la bajante del Río Paraná de hace dos años fue algo que nunca se había visto en los últimos 50 o 60 años. Todo esto está muy relacionado con la falta de lluvias, primero en el centro de la Cuenca del Plata, y luego se fue extendiendo a todo el país a consecuencia de La Niña”, evaluó Karina Flores, integrante de la Dirección Central de Monitoreo del Clima del SMN.

Por su parte, José Stella, integrante del mismo organismo señaló: “En otros eventos de La Niña estábamos en una fase húmeda, como lo fue en las décadas del 80 y del 90 y ahí la sequía no tuvo el impacto que está teniendo ahora. Las precipitaciones están disminuyendo y se han encontrado estas dos oscilaciones, La Niña por un lado y la baja en las lluvias que se observa en la región. Eso, sumado al calentamiento global, hace que el impacto sea mayor. Son muchas las variables que se deben asociar para entender el impacto que está teniendo este evento”.

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