cultura

Las apuestas de juego, desde la historia clásica a Berisso

El juego ha existido en todas las sociedades y épocas.

La “zona nacional” llamaban los vecinos de Berisso a un garito que se jactaba de ser el más grande de Argentina. Los tahúres hacían todo tipo de fullerías sobre el paño. La impunidad estaba garantizada. La prefectura tenía jurisdicción sobre la zona, pero carecía de reglamentación contra el juego.

El juego suele confundir sus límites con la ilegalidad y la autodestrucción. En nuestro país, llegaron a existir 50.000 recintos para las riñas de gallos. Los criadores hacían fortunas vendiendo yuntas de aves a quienes querían iniciarse en el negocio.

En cuanto a la autodestrucción, Dostoievski fue un ejemplo célebre. Escribía para ganar dinero con el que apostar y apostaba para saldar sus deudas de juego, en un círculo vicioso que terminó asfixiándolo. Freud escribió que para Dostoievski el destino al que había que vencer era una representación paterna de la que esperaba un castigo.

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