Los héroes de la región que ayudaron a apagar los incendios en Corrientes

Hay momentos en la vida de las personas que los hechos heroicos ganan un protagonismo inusual.

Ser bombero voluntario implica mucho más que una responsabilidad y una vocación de servicio. Es exponer la vida a cambio de la solidaridad, sin recibir nada más a cambio que el agradecimiento de la gente.

Este es el caso de Leonardo Curciarello, jefe de cuartel de bomberos de Ensenada, quien además de trabajar en la destilería de YPF, coordinó una guardia de rescate para atenuar el fuego en Corrientes por los incendios que se desataron.

Curciarello, es el director de operaciones de la Federación Bonaerense de Bomberos voluntarios y estuvo acompañado por otros dos bomberos de la región: el suboficial mayor, José Aparicio, y el bombero Leandro Paz.

—¿Cómo fueron convocados? ¿En qué ciudad estuvieron actuando?

—Se dio la particularidad por medio del Ministerio de Seguridad que tuvieron contacto con la gente de Defensa Civil de la Provincia, donde ahí nos alertaron a las federaciones, también al Departamento de Bomberos de Policía, para poder viajar en conjunto y trabajar en los incendios en Corrientes.

En primera instancia no teníamos definido el sector, íbamos a parar lo que era Monte Caseros, el regimiento que tiene ahí el ejército. Tuvimos 24 horas para armar lo que es el armado del personal, el equipamiento.

Rápidamente pude coordinar con la Federación y gestionar para tener 54 bomberos especialista en la parte de incendios forestales para poder viajar, más ocho unidades de camionetas de ataque rápido, que son camionetas

4 x 4 con kits forestales, y tres autobombas cisterna para poder abastecer con agua a esas camionetas.

—¿Estas unidades las tuvieron que trasladar o estaban allá?

—Todo esto se llevó desde las instituciones. Por eso estuvimos bastante tiempo para llegar.

—¿Qué recomendación daría usted desde el punto de vista que se acerca el otoño y en muchos hogares se suelen utilizar más las estufas?

—Que nunca dejen ropa o toallas secándose en las estufas. Mucho menos si no son de tiro balanceado.