Los libros que anticiparon la pandemia

Un estudioso de la ciencia ficción, tanto en literatura como en cine, repasa los escritores que imaginaron mundos parecidos a la realidad de estos últimos 100 días.

La pandemia del coronavirus acercó nuestra realidad a la de una inmensa cantidad de películas que anticiparon un escenario como el que vivimos en estos días, historias apocalípticas que se parecen hasta en los más mínimos detalles a la cotidiana “normalidad”. Sin embargo, poco se ha hablado de la literatura que, incluso antes que el cine, pensó un mundo muy parecido al de los últimos 100 días.

El licenciado en lengua inglesa y escritor, Matías Carnevale, aseguró a diario Hoy que la “potencia narrativa que tienen las imágenes” es la razón por la cual muchos comenzaron a hablar de las series y películas que predijeron este contexto. No obstante, “en la literatura también encontramos casos como el de Mary Shelley, la autora de Frankenstein, que en 1826 publicó la novela El último hombre, en donde imagina que la humanidad es aniquilada por una plaga a fines del siglo XXI. Terminando el siglo XIX, H.G. Wells escribió El bacilo robado, un relato que trata sobre un anarquista que pretende usar una cepa de cólera como arma bacteriológica”, repasó el escritor.

Al momento de pensar en el autor que más fielmente se anticipó a la pandemia que cayó sobre el mundo este 2020, Carnevale no dudó en asegurar que Richard Matheson fue el que mejor lo expresó en Soy leyenda. “En la novela leemos sobre cadáveres incinerados, cementerios custodiados, contagios inmediatos y la consiguiente búsqueda de una cura, los efectos del aislamiento, la lucha por la supervivencia, la imposibilidad del contacto humano y el tratamiento en el periodismo de la enfermedad”.

Los casos de la literatura argentina
Para Matías Carnevale, autor de Los parasicólogos y otros relatos, el trabajo de Carlos Abraham fue clave para rastrear literatura argentina sobre el tema. En un artículo, “Abraham rescató cuatro narraciones del siglo XIX que tuvieron como eje una plaga: Un episodio trágico, de 1877, escrito por Raimunda Torres y Quiroga, de un terror en la veta de Poe, ambientado en la época de mayor virulencia de la fiebre amarilla; Magdalena, del mismo año, escrito por Carlos Olivera, un relato sobrenatural que remite a la epidemia de cólera de 1866. También comenta La verdad fantástica, de 1883, escrito por Eduardo Holmberg –con el seudónimo Ludwig Karl–, el primer ejemplo de lo que Abraham llama ‘cuentos de microbios; y Una velada, de Ángel de Estrada, publicado en 1896, que vuelve al contexto de la fiebre amarilla”.

Carnevale se pregunta si sirve la ciencia ficción para resolver situaciones reales, y se responde: “No sé si para resolver, porque en la ficción las variables son más sencillas de controlar: en todo caso, el escritor imagina un mundo y lo pone en palabras, pero la vida es mucho más que palabras. Creo que la literatura puede servir para considerar algunas líneas de acción, o incluso como evasión”.

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