Los orígenes del papel

Hasta hoy se tiene a China como la inventora del papel, aunque Egipto le dispute esa gloria. Los chinos escribieron durante muchos siglos sus signos sobre tablillas de caña de bambú muy finas, secadas al fuego, hasta que Tsai-Lun, ministro chino de Agricultura hacia el año 123 A.C. inventó el papel de maceramiento de seda, utilizando luego el cáñamo, trapos y cuerdas, cortezas vegetales y otras fibras.

En el siglo V el invento pasó a Persia y luego a Arabia. A los árabes, principalmente, es a quienes se debe el perfeccionamiento en la industria papelera y su masificación en Occidente. En el año 704 los árabes conquistaron la ciudad de Samarcanda, en Asia Central. Además de obtener un riquísimo botín, conocieron el secreto de la fabricación de papel. Y no tardaron en establecerse grandes fábricas de papel en los países dominados por los árabes, como España, Sicilia y Siria. Además de las mercancías orientales, los árabes exportaban la bombitsina, una determinada clase de papel que se fabricaba en Bambitse.