Los secretos de la Novena Sinfonía

Al compositor alemán Ludwig van Beethoven se le atribuye una sordera total durante sus últimos años, lo que incluyó algunos contratiempos en sus presentaciones como pianista, porque no se enteraba de lo que la orquesta estaba haciendo. Sin embargo, en ese período compuso la Novena Sinfonía, llevada a cabo por encargo de la Sociedad Filarmónica de Londres. Se afirma que dirigió su obra monumental valiéndose de la lectura, aunque cuando el último movimiento acabó, incapaz de escuchar los aplausos del público, tuvo que ser alertado por el resto de los músicos para que se diera vuelta.

En su libro “Guía universal de la música clásica”, el investigador Joseph Pascual, refiriéndose a Beethoven, afirmó: “En toda la composición dominan los contrastes y el dramatismo del primer movimiento se torna vitalidad en el segundo, al que en ocasiones se ha definido con acierto como un paso de la oscuridad a la luz”. La trascendencia de la Novena Sinfonía es de tal magnitud que fue declarada patrimonio de la humanidad en 2022. Desde que Beethoven la compuso, quedó planteado el curioso problema de saber cuál era su opinión sobre sus propias obras maestras.