Más de cinco millones de argentinos no tienen acceso al agua potable

A raíz de esta realidad, organismos nacionales presentaron un informe ante Naciones Unidas, en el que detallan los aspectos que están atentando contra las cuencas hídricas.

Anivel mundial, unas 750 millones de personas tienen dificultades para acceder a fuentes de agua potable, problemática que afecta a un 13% de los argentinos. Según el último censo nacional, al menos 5,3 millones de personas no cuentan con este recurso en sus hogares, una situación que se vuelve mucho más compleja en las zonas rurales, donde las cuencas hídricas sufren año a año las consecuencias del mal uso de los suelos y el cambio climático.

Con el fin de visibilizar esta problemática, un grupo de organizaciones ambientalistas elaboró un estudio dirigido al relator especial de Derechos Humanos y Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas, el cual incluye información vinculada al panorama nacional.

De acuerdo al informe, quienes habitan las zonas menos pobladas del país sufren problemas estructurales más severos que aquellos que viven en las grandes ciudades. En este sentido, cabe destacar que el 70% del territorio argentino es árido o semiárido. Estas condiciones, sumadas a las deforestaciones y el aumento del monocultivo, agravan mucho más el panorama, que ya se ve afectado por los ciclos de sequías cada vez más largos.

En el norte del país, la situación se vuelve mucho más compleja. En la región del Gran Chaco Argentino; integrado por las provincias de Santiago del Estero, Formosa, Santa Fe, Córdoba, Chaco, San Luis, Salta, Tucumán, La Rioja, Catamarca y Corrientes; el 41% de los hogares no tiene acceso al agua, por lo que los habitantes de la zona deben apelar a redes comunitarias y regionales para hacer frente a la ausencia de recursos.

En este sentido, Paula Juárez, investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes, quien participó del trabajo elevado a Naciones Unidas, explicó: “Ese esfuerzo colectivo devino en la construcción de líneas de trabajo y estrategias más transversales, pensando agua, suelo y producción de alimento de forma conjunta y articulada”.

En tanto, aquellas zonas que cuentan con afluentes hídricos, son castigadas por prácticas nocivas para el ambiente como la minería. Este es el caso de Chubut, donde la explotación de los yacimientos de plata va en contra de la potabilidad del agua del río homónimo, que si bien es uno de los de menor caudal de la Patagonia, abastece a más del 50% de la provincia.

Por su parte, desde la filial chubutense del Conicet, aseguraron: “Los escenarios de cambio climático, por sí mismos, generarán situaciones preocupantes de estrés hídrico en el futuro. En las últimas décadas se han registrado cambios en las variables climáticas que regulan la disponibilidad de agua dulce en nuestra región”.

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