Mezclar el placer y el trabajo renueva energías
Una computadora, café o mate, auriculares, incienso y la mejor vista que se pueda tener para comenzar la jornada laboral. Workation, la tendencia que también crece en la Argentina.
Durante la pandemia el trabajo remoto ganó muchísimo terreno, y en cuanto se levantaron las restricciones al turismo interno que rigieron en Argentina, hubo quienes decidieron cambiar su locación y elegir un nuevo paisaje para realizar su trabajo en un programa de workation que combina trabajo con vacaciones. Pero, ¿es posible mezclar placer y trabajo?
Workation es un término que en el mundo estaba dando vueltas mucho antes de la pandemia, aunque el público interesado en esta práctica creció considerablemente cuando una enorme cantidad de personas comenzaron a hacer su trabajo desde sus casas. Responsables de recursos humanos, ingenieros, diseñadores, IT, marketing, creativos, administradores y hasta periodistas se suman a esta tendencia que permite renovar la energía sin dejar de cumplir con las obligaciones laborales.
Una investigación de reveló que el 57% de los viajeros argentinos está interesado en tomarse unas workations , mientras que el 28% ya lo hizo al menos una vez desde que regresó la posibilidad de volver a viajar.
Recortar tiempos de ida y vuelta a la oficina, reportar en horarios diversos, incluso desde las antípodas, la oportunidad de habitar en espacios más amigables con la calidad de vida, dar a la familia espacios más serenos, la ocasión de circular el mundo con más liviandad. El llamado workation permite alargar la estancia en segundas residencias o en sitios de veraneo, programar viajes por más tiempo con la familia o amigos.
El término, que se hizo relevante desde hace años en Estados Unidos, país que lidera las opciones de labor remoto en el mundo, combina las palabras en inglés work (trabajo) y vacation (vacaciones), que fusiona conceptos opuestos para definir el modo en el que muchos teletrabajadores deciden pasar muchos meses del año.
En Argentina, una residencia escondida
En este pequeño mundo en el que a veces se transforma La Plata, no son pocos, pero tampoco muchos, los que saben de dos chicas que decidieron dejarlo todo aquí en la ciudad, se adentraron a los bosques de Bariloche y crearon una especie de hostel. Este sirve, según cuenta Bárbara Visconti, “como lugar de descanso primordialmente, y como lugar de trabajo y descanso en segundo plano. ¿Por qué elegimos esto? Primeramente porque cuando vinimos acá, hace casi cinco años, la idea era hacer una casa de artistas, alquilar el espacio (contamos con cinco habitaciones más un salón de usos múltiples), y que ellos, en un medio totalmente distinto al que están acostumbrados, puedan realizar sus tareas”.
“Con la pandemia, la verdad cambio todo, incluso nosotros tuvimos que hacerlo para subsistir. Lo primero que hicimos, fue mejorar la conexión a internet, fundamental para trabajar a distancia. Lo segundo, ofrecer más cosas, como variedad de comidas o hacer noches de cine temático, elementos que llamen a la gente. ¡Y funcionó!”, dice Bárbara, contenta desde el otro lado del teléfono. “La verdad nosotros nos manejamos con el boca en boca, porque no contamos con una capacidad grande al tener solo cinco habitaciones. Estamos viendo de agrandar porque creemos que esta tendencia va a ir creciendo”, cierra la platense.