Pandemia, guerra y crisis económica global: el alcoholismo y el abuso de psicofármacos en la mira
Ansiedad, depresión o angustia son algunas de las consecuencias en gran parte del mundo y en la sociedad argentina. Hay cifras de consumo que generan mucha preocupación. Diario Hoy dialogó con un especialista en la materia.
La realidad argentina no le escapa a los momentos de incertidumbre que está viviendo el mundo entero en medio de una guerra lejana, pero que golpea con fuerza las economías de todos los países y las regiones. La posibilidad de hambrunas generalizadas o de colapsos económicos de países, más los cambios que sufrió el mundo durante la pandemia y la pospandemia han hecho que muchísima gente se vuelque hacia el consumo de alcohol o psicofármacos (en algunos casos, ambos), para poder salir aunque sea un rato de la realidad que le toca vivir. Mucha tristeza, soledad, problemas familiares o laborales, temor a la desocupación. La gran crisis excedió lo sanitario y se metió en la vida cotidiana, llenando los bares y vaciando también las góndolas de alcohol, cuyo peligro, a causa de la venta libre, es muy fuerte.
Psicofármacos, psicotrópicos, ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos
“Los psicotrópicos tienen un control muy fuerte por parte de las autoridades, porque pueden tener graves efectos adversos. La demanda está muy atada a la receta médica”, dijo Juan Manuel Santa María, CEO de IQVIA, compañía dedicada a la ciencia de datos y el rubro de la salud. Sobre estos medicamentos agregó que sus ventas fueron similares a las de antes de la pandemia.
Los psicofármacos, por su parte, llegaron a la espectacular cifra de 44.157.163 unidades vendidas, lo que equivale a más de $38.725.345.478, ya que se vendieron un 6,17% más que antes de la pandemia
Por otra parte, los ansiolíticos vendieron más de 25,5 millones de unidades, con un alza de 4,64%. El clonazepam lidera la lista, con 7,5 millones de unidades anuales. Su incremento en el último año, sin embargo, rondó el 3% (por debajo del promedio total de los medicamentos bajo receta). Los que sí crecieron, aunque mueven menor cantidad de cajas, son el lorazepam (14%) y el bromazepam (13%).
Los antidepresivos, que movilizan cerca de 11 millones de unidades, aumentaron su circulación en un 7,37% de año a año. Hay dos que crecieron a doble dígito: la sertralina (13%) y el citalopram (15%).
Los antipsicóticos, con 6,5 millones de unidades anuales, experimentaron una suba del 8,18%.
A partir de estos números, diario Hoy se comunicó con el Dr. Federico Larsen, psiquiatra, quien indicó: “En la pandemia, al principio hubo como un caos porque nadie sabía bien como prepararse ante la situación de encierro, teniendo pacientes que seguir habitualmente”.
“Desde ya, el sufrimiento mayor es en este caso el del paciente, que además de sufrir la enfermedad tiene la angustia de no contar con la charla mano a mano. Pero el tiempo y las tecnologías cortaron un poco esto”, añadió.
“Lo ocurrido después de la pandemia fue como una avalancha de pacientes, incluso muchos que nunca había tomado medicación psiquiátrica. El consultorio se vio desbordado, y además la gente pedía con nombre los medicamentos que quería”, dijo el especialista y sumó: “Ante esto, lo que hicimos fue, de a poco, tomar caso por caso y ver, explicar, contarle a la gente que el medicamento tendría que ser la última opción, porque hay cosas mucho más saludables y que ayudan al conjunto del cuerpo humano, no sólo la cabeza, la angustia o la depresión”, cerró el doctor.
El exceso de alcohol
Si hay algo que creció en la pandemia, y mucho, es el consumo de alcohol. Anteriormente, el aumento anual promedio era poco más del 2%; entre 2019 y 2020 se disparó a más del 25%. Sobre la ingesta de alcohol, un estudio realizado a más de 500 personas dio que el 20,8% afirmó que aumentó su ingesta durante la cuarentena. Por otra parte, el 4,9% de los encuestados dijo haber adquirido el consumo de nuevas sustancias durante la pandemia. De estos, un 21% relató en detalle que incorporó el alcohol a su consumo cotidiano.
Lo difícil de volver a las cifras viejas de consumo de alcohol es que consumirlo en casa es más económico y esta práctica ya se convirtió en cultural.