Pandemials: nacidos y criados en pandemia

Cuáles son las complicaciones y las ventajas que aporta este contexto tan particular.

Ciro nació el 31 de julio en el Instituto Médico Platense. Cuatro meses atrás había empezado una pandemia que hoy, ya en noviembre, continúa. “La verdad es que su nacimiento, pese al contexto, fue muy hermoso. Nos sentimos muy acompañados por el equipo médico que supo cuidarnos y al mismo tiempo acompañarnos muy cálidamente. Son momentos muy emotivos para vivirlos solos. Hubiera querido el abrazo de mi vieja el día previo al parto”, contó a diario Hoy Aldana, de Tolosa.

El impacto de la pandemia y el aislamiento, el instrumento que el Estado propuso para salvar vidas, cambió la realidad en muchos aspectos. Los niños nacen y en sus primeros días de vida crecen en un ambiente de mayor intimidad familiar, mientras que abuelos, tíos, primos los conocen a través de las
pantallas.

“Lo mejor que le puede pasar a un recién nacido es estar con sus padres”, aseguró a diario Hoy Andrea Szpektor, psicóloga especialista en coordinación de grupos y terapias cognitivas, y directora de MAMAM Red de Grupos. Con o sin pandemia, explicó, “está buenísimo que la mamá y el papá sean los primeros y únicos cuidadores del bebé. No le resta nada ese núcleo limitado de socialización, el bebé no necesita otra cosa”.

El bebé, por otra parte, no conoce otra cosa que este tiempo de pandemia. No obstante, aclaró: “Los adultos somos los que necesitamos otros brazos, otras energías, ver otra gente, cambiar de aire, cambiar de tema de conversación, cambiar de roles. Eso está bueno para nosotros como adultos”.

Los tres solos

“Los primeros 10 días fueron los más difíciles”, reconoció Aldana, y añadió: “Estábamos solos los tres en casa sin poder recibir ayuda, con todos los temores de padres primerizos y el agotamiento del inicio. Además, la lactancia materna no es sencilla; en eso, muchas veces, el apoyo de otras mujeres es clave. En mi caso recurrí a una puericultora con una consulta virtual que me salvó. Recién a partir de ahí la empecé a pasar mejor”.

La experiencia de ser padres de Ciro, más allá de la pandemia, fue el encuentro con roles que no conocían: “Es aprender a conocernos entre los tres. La ventaja de la cuarentena es que nos permitió hacer eso muy intensamente y más rápido, quizás, que en otros contextos. Ayudó a conocernos, a establecer rutinas, a acomodarnos. Obviamente, es muy difícil maternar y paternar sin ayuda para tareas de cuidado, y sin poder compartir con nuestros afectos y nuestras familias este momento”, contó Aldana.

Los abuelos y tíos de Ciro pudieron conocerlo a través de un vidrio el primer mes de vida, sin establecer contacto con él ni con los padres. “Creo que fue la experiencia más dura que nos tocó atravesar. El vidrio curiosamente hace valer más la distancia que una videollamada”, reconoció Aldana. A partir del segundo mes los familiares pudieron entrar a verlo, sin alzarlo, sólo verlo y siempre usando barbijos. Recién en octubre, el tercer mes, la familia cercana pudo alzarlo con el barbijo puesto y todos los cuidados.

Consultada sobre cómo se les contará a los pandemials el contexto en el que nacieron, Andrea Szpektor explicó: “Como psicóloga, más allá de los hechos y de las circunstancias que hemos vivido, lo más doloroso de trabajar es de lo que no se habla y de lo que se esconde. Los niños sienten, perciben, saben en algún lado. A todos nos pasan cosas lindas y feas. Podemos poner en palabras todo eso que fue pasando, cómo y por qué lo hicimos; contarles que nacieron en pandemia y cuáles eran las circunstancias”.

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