Se adelantó el invierno y el frío polar: ¿puede nevar en CABA?

En esta semana se vivió un notable descenso de las temperaturas en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Qué factores tienen que coincidir para que la ciudad se tiña de blanco.

Buenos Aires se prepara para enfrentar un clima inusualmente frío esta semana, culminando en lo que podría ser el día más frío del año el próximo sábado 25 de mayo. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), se esperan temperaturas extremadamente bajas, con mínimas de hasta 4°C el viernes. Sin embargo, lo que realmente ha captado la atención de los porteños es la posibilidad de que vuelva a nevar en la ciudad, un fenómeno que no se ve desde la histórica nevada del 9 de julio de 2007.

Aunque las nevadas en Buenos Aires son extremadamente raras debido al clima templado, los meteorólogos no descartan la posibilidad este año. Para que ocurra una nevada, deben coincidir varios factores: temperaturas bajo cero en todas las capas de la atmósfera, suficiente humedad y precipitaciones adecuadas. Además, los vientos provenientes de la Antártida y la altitud de ciertas zonas del conurbano pueden influir en este fenómeno.

En este sentido, el 25 de mayo, Día de la Revolución, podría traer un evento meteorológico inusual y evocador similar al del 9 de julio de 2007. Aquel día, Buenos Aires se cubrió de un manto blanco en un acontecimiento histórico que quedó grabado en la memoria de sus habitantes. Fue una nevada leve pero persistente que sorprendió a todos y no se veía desde 1918, lo que llevó a muchos porteños a salir a las calles para celebrar este fenómeno.

Para que se repita una nevada en Buenos Aires, deben coincidir tres factores principales: en primer lugar, el termómetro debe marcar 0°C o menos en todas las capas de la atmósfera, desde el suelo hasta las nubes. Este frío intenso es esencial para que los copos de nieve se formen y no se fundan antes de tocar el suelo. Asimismo, deben darse las condiciones propicias para que ocurran precipitaciones. El aire debe estar lo suficientemente cargado de humedad para generar nubes que produzcan nieve.

Por otra parte, la cantidad de vapor de agua en el aire debe ser adecuada para que se formen los cristales de hielo que componen los copos de nieve. Si el aire es muy seco, la precipitación caerá como lluvia o aguanieve.

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