“Si los océanos no están sanos, la vida en la Tierra prácticamente no es posible”
Luisina Vueso, coordinadora de la campaña por la protección del Mar Argentino en Greenpeace, dialogó con diario Hoy en el marco de la Jornada Mundial de los Océanos.
El ecosistema marino captura el carbono de la atmósfera a través de la cadena alimentaria. Esto ayuda en el proceso de mitigación del calentamiento global, ya que absorbe los gases del sistema invernadero que están liberados en la capa gaseosa que rodea la Tierra.
Luisina Vueso coordina la campaña por la protección del Mar Argentino en Greenpeace, y, en diálogo con este medio, explicó la importancia de preservar este ecosistema: “Lo que decimos es que, si los océanos no están sanos, la vida en la Tierra prácticamente no es posible. Son fuente de alimento para gran parte de la población del mundo, te diría para casi todos. Y, además, son fuente de trabajo”.
Frente a esta urgencia, luego de 15 años de trabajo, Greenpeace y muchas otras ONG lograron que la Organización de las Naciones Unidas programara una serie de reuniones para discutir un tratado global que regule los distintos procesos que se llevan a cabo en aguas de altamar. “El tema es que las aguas más allá de las jurisdicciones nacionales, que cubren más o menos el 45% de la superficie del planeta, no tienen ningún tipo de regulación”, señaló Vueso. A partir de estas reuniones, cuya culminación quedó pendiente para el año que viene por la pandemia, se espera la creación de un tratado “ambicioso y robusto” que permita la creación de santuarios marinos, para poder proteger distintas zonas de las “industrias destructivas”.
Preocupación por el Mar Argentino
A fines de abril, más de 100 barcos extranjeros ingresaron al Mar Argentino a pescar, sobre todo en la zona conocida como Agujero Azul. “Estos barcos entran porque están pescando en alta mar, en el límite con el Mar Argentino, y como ahí no hay ningún tipo de control, entran”. Agregó: “ La particularidad de esa zona es que la plataforma continental continúa, con lo cual la profundidad es de tan solo 200 metros y, para el mar abierto eso es muy poco profundo, y al ser poco profundo, entra mucha luz, hay mucha vida, entonces es muy rico”.
Por otro lado, Greenpeace comenzó a trabajar con la problemática de la exploración sísmica. “Se trata de una actividad que contratan principalmente las industrias petroleras para identificar fuentes de petróleo”, dijo la coordinadora. Esta actividad, que permitiría a las petroleras ahorrar una fortuna, genera ruidos constantes durante el 80-90% del día a 240 decibeles (el tímpano humano explota a los 190). La exploración sísmica, habilitada para realizarse en un millón de kilómetros cuadrados del Mar Argentino, genera estrés y problemas de comunicación y vocalización en las especies que utilizan la ecolocalización. Al respecto, Vueso dijo: “Lo que nosotros queremos es que esto no continúe, no seguir abriendo las fronteras. Invirtamos el dinero en hacer una transición a energías limpias”.