Una reunión cumbre
La BBC juntó a dos de los más grandes escritores de suspenso, Ian Fleming y Raymond Chandler.
El autor de James Bond había llegado puntual a la cita, pero como quien sería su compañero de programa no llegaba a los estudios decidió ir a buscarlo. Raymond Chandler le abrió la puerta a Ian Fleming con cierto desconcierto, le preguntó qué hacía ahí. Tenía la voz ajada por el whisky. Eran las once de la mañana. Le recordó que tenían que estar en el programa de radio y que él, Ian Fleming, era el encargado de entrevistarlo. Chandler meneó la cabeza y se vistió con desgano.
Recordaba Fleming: “De todas maneras, la transmisión salió bien porque me concentré en manejarlo a través de una cantidad interminable de preguntas. Muchas de las respuestas de Chandler debieron ser borradas de la cinta”. Muchos tramos de la charla resultaban ininteligibles, no por la mala transmisión, sino por la dificultad que tenía Chandler de conversar en ese estado. Por esos días estaba escribiendo lo que sería su última novela –el último caso de su detective, Philip Marlowe-, que se titularía: Playback.
Fleming y Chandler se habían visto por primera vez en Londres, en 1955, en la casa del poeta Stephen Spender. Fleming lo considera un verdadero maestro; por su parte, Chandler dijo sobre el autor de 007: “Fleming es probablemente el más poderoso y resuelto escritor de lo que se conoce como thrillers”.
En la conversación, Ian Fleming dijo que se encerraba durante dos meses en su cabaña de Jamaica para escribir cada uno de los libros de James Bond. Raymond Chandler le dijo que el no podría escribir un libro en dos meses, a lo que su entrevistador le repuso: “Claro que no. Porque usted escribe mejores libros que los míos”.