Estados Unidos vuelve a agitar el fantasma de una amenaza china

En los últimos días, el gobierno norteamericano alertó sobre una supuesta amenaza contra la seguridad del país impulsada por el gigante asiático.

Hace unos meses, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, advirtió que China representa “el principal reto que socava el orden mundial”. No fue una declaración de guerra, pero se le pareció demasiado. En ese sentido, en los últimos días las agencias nacionales de seguridad y espionaje de los Estados Unidos informaron que existen sólidas razones para alertar sobre una posible amenaza contra la seguridad nacional por parte de espías del gobierno chino.

Entre las cosas más alarmantes que descubrió el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) tras investigar los últimos movimientos del equipo de fabricación tecnológica china Huawei en la cima de las torres de telefonía celular cercanas a las bases militares estadounidenses en el medio oeste rural, se confirmó que la compañía es capaz de captar e interrumpir comunicaciones altamente restringidas del Departamento de Defensa, incluidas las utilizadas por el Comando Estratégico de Estados Unidos, el principal encargado de supervisar las armas nucleares que exporta el país.

Según el politólogo argentino Atilio Borón, Estados Unidos continúa avanzando en su objetivo de controlar los planes económicos de la política exterior de China. En ese sentido, el gobierno norteamericano acusó al gigante asiático de no utilizar su poder para revitalizar los acuerdos, principios y leyes que hicieron posible este supuesto “orden mundial”, sino que lo que está haciendo Beijing es socavarlos.

Por su parte, desde el Departamento de Comercio estadounidense expresaron que “proteger la seguridad de los ciudadanos ­norteamericanos contra la recopilación de información maligna es vital para proteger nuestra economía y seguridad nacional”. La preocupación central de los servicios de inteligencia es que Huawei pudiera obtener datos sensibles sobre ejercicios militares y el estado de preparación de las bases y el personal militar.

Lo cierto es que desde 2017 los funcionarios federales han investigado las inversiones chinas. Incluso cerraron un consulado regional de alto perfil que el gobierno estadounidense había identificado como semillero de espías chinos y obstruyó lo que entendieron como claros esfuerzos para colocar dispositivos de escucha cerca de instalaciones militares y gubernamentales cruciales. Sin embargo, las autoridades de China niegan rotundamente cualquier intento de espiar a Estados Unidos. Sin ir más lejos, Huawei también negó que su equipo sea capaz de operar en cualquier espectro de comunicaciones asignado al Departamento de Defensa.

“Esto entra en algunas de las cosas más delicadas que hacemos”, afirmó un exfuncionario del FBI con conocimiento de la ­investigación. “Afectaría nuestra capacidad de mando y control esencialmente con la ­tríada nuclear”.

A raíz de los recientes y amplios poderes creados por la administración Trump, la agencia podría prohibir todas las transacciones de Estados Unidos con Huawei.

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