Burlando arrugó y bajó su precandidatura a gobernador bonaerense
El mediático abogado platense, que tuvo en su primer spot de campaña a uno de los asesinos de José Luis Cabezas como partícipe, pese a mostrarse confiado, seguro y superior al “linaje político”, finalmente decidió abandonar la carrera electoral.
"Me siento en un nivel superior, lo que habla de un linaje político muy poco preparado”, había dicho, a principios del mes de junio en una entrevista radial, el hasta ese momento precandidato a gobernador por el Movimiento de Integración Federal (MIF), Fernando Burlando.
Sin embargo, al parecer, sentirse superior no le alcanzó para disputar las elecciones del próximo 13 de agosto y declinó su candidatura, cuando días atrás había confirmado además a su compañera de fórmula: Andrea Campbell.
Burlando se puso el traje de “justiciero” y paladín luego de obtener la prisión perpetua para la patota de rugbiers que asesinó atrozmente a Fernando Báez Sosa. Aprovechando la repercusión pública del juicio, se presentó en sociedad como candidato en la provincia de Buenos Aires. En campaña, habló del “equipo de la perpetua” (como tuitea en las redes) con el que pretendía irrumpir en la política y en la derecha argentina.
“El abogado del diablo”
Burlando realizó sus estudios en la Universidad Nacional de La Plata, ciudad en la que empezó a ejercer casi por descarte, luego de que un accidente que lastimó uno de sus ojos le impidiera hacer carrera dentro de la aviación militar, su verdadero sueño.
Cuenta con una flota de 14 autos de lujo y dicen que tiene un zoológico privado en su quinta de Villa Elisa. Fue protagonista de Bailando por un sueño en 2015.
Se autodefine como un “técnico” y gusta compararse con el personaje de Keanu Reeves en El abogado del diablo. El letrado platense, de amplia llegada a los medios, hizo una fortuna explotando sus vínculos con el poder y su fama de “ganador” en los tribunales.
Le gusta manejar las situaciones y se jacta de incluir frases de Jorge Bucay y Paulo Coelho en sus alegatos. Lo motiva intervenir en casos que interpelan a la opinión pública: defendió a Rafael Di Zeo, jefe de la barra brava de Boca Juniors; a Alfredo Pesquera, el empresario involucrado en el accidente que le costó la vida al cantante Rodrigo en 2000; y tuvo un rol clave en todos los litigios entre Diego Maradona y su defendida, Claudia Villafañe. También fue abogado de Carola Labrador, madre de Candela, la nena de 11 años secuestrada y asesinada en 2011.
Burlando acomoda la “perpetua” al lugar que él mismo ocupe en el litigio y a la plata que reciba por sus servicios, siempre millonaria y acorde a su fama de estrella en el
jet set judicial. Como se sabe, fue abogado defensor de cuatro de los “horneros” contratados por la seguridad del suicidado Alfredo Yabrán para asesinar brutalmente al fotógrafo José Luis Cabezas.
Con olfato de protagonismo mediático, Burlando se hizo cargo de la defensa de los acusados apelando a una variante de la siniestra doctrina de la “obediencia debida” para presentar a sus defendidos, asesinos contratados, como “víctimas” de Gustavo Prellezo, el comisario que era el cerebro de la banda. En su defensa, el letrado negó que los “horneros” hubiesen respondido a una “planificación colectiva para matar”, a pesar de la inteligencia previa hecha por la banda, la saña del asesinato y la quema del cadáver de Cabezas.
Burlando reivindicó como un mérito de su defensa jurídica que Casación reviera y rebajara la pena original de perpetua por una sentencia menor para los cuatro acusados. La doble vara del ostentoso abogado se hace más y más evidente.
En 2001 defendió al empresario Alfredo Pesquera, relacionado con el accidente mortal de Rodrigo en la autopista La Plata-Buenos Aires. Años más tarde, Pesquera se suicidaría por otra causa de violencia y corrupción que lo involucraba directamente. Poco antes de matarse, le escribió a Burlando que “no estaba para otro round”, sobre todo cuando el abogado esquilma hasta el final a sus defendidos.
La impunidad en campaña
Su campaña como precandidato a gobernador tuvo su momento de mayor polémica y cuestionamiento cuando en un spot donde se lo podía ver en musculosa blanca, short y ojotas recorriendo barrios populares de la Provincia, aparece “espontáneamente” José Luis Auge, uno de los condenados por el crimen de José Luis Cabezas.
En aquel spot, que después decidió bajar de las redes sociales, decía cosas como: “Si de algo no hay duda es de la decencia de esta familia y de la gente que se acerca. Siguen apostando a la decencia, a la educación, acá hay mucha calidez y mucho material humano para salir adelante”.
Al ser consultado sobre la presencia de Auge, dijo: “Hay mucha gente con antecedentes. No soy quién para cancelar a nadie. No quiero cancelar a un barrio o a gente porque haya habido un episodio de estas características. Eso retrasa. Todo esto nos remite al odio y al castigo permanente”.
Ahora, su supuesta determinación y superioridad intelectual para competir electoralmente parecen haber sucumbido tal vez al termómetro de la calle, que claramente no le daba demasiadas chances y por lo que debió encender el GPS de su lujoso auto para volver a ejercer su profesión.