Ecuador: quiénes son los candidatos que disputarán el balotaje

Con una fuerte crisis política atravesada por la violencia, el pueblo ecuatoriano irá el domingo 15 de octubre a las urnas para elegir entre la correísta Luisa González y el empresario Daniel Noboa.

El pueblo ecuatoriano elegirá presidente el 15 de octubre en medio de una fuerte conmoción por la violencia, los asesinatos de dirigentes políticos y un profundo desgaste del gobierno actual.

En ese marco, y para darle un tinte aún más grave, los dos candidatos que pugnan por alcanzar la presidencia se plantean como polos opuestos, no solamente por el camino que tomaron para llegar hasta este punto, sino también desde lo ideológico: la correísta Luisa González por un lado, y el joven empresario Daniel Noboa por el otro.

La “heredera” de Rafael Correa

La abogada Luisa González lideró la disputa entre ocho candidatos con el 33,28% de los apoyos. Es la única mujer en la carrera presidencial en Ecuador, tiene 45 años, una maestría en Economía Internacional y Desarrollo de la Universidad Complutense de Madrid y una larga experiencia en la administración pública durante el gobierno del expresidente Rafael Correa.

Ocupó los puestos de secretaria nacional de la Superintendencia de Compañías, vicecónsul de Ecuador en Madrid y viceministra de Gestión Turística.

“Mi principal asesor será Rafael Correa, por supuesto”, dijo en campaña, orgullosa del legado económico que dejó el expresidente.

Tiene a favor que Correa se identifica como clara oposición al actual mandatario, Guillermo Lasso, que tiene muy bajo índice de aceptación. Cuenta con la maquinaria electoral del correísmo y con el núcleo duro de votantes fieles del movimiento, lo que le llevó a ganar en primera vuelta.

En contra de ella puede jugar su clara asociación con Correa, que también es muy resistido por un sector de la población.

Su último cargo público fue el de asambleísta por el movimiento UNES, que agrupaba a organizaciones afines al correísmo.

Aspira a convertirse en la ­primera mujer presidenta electa de Ecuador por el movimiento ­Revolución Ciudadana, que se identifica con el llamado “socialismo del siglo XXI”.

Si logra su objetivo, su triunfo también marcaría el regreso del correísmo a la presidencia, el movimiento político que gobernó por más de una década hasta 2017.

Correa actualmente reside en Bélgica con asilo político y tiene una sentencia en Ecuador de ocho años de prisión por el caso “Sobornos 2012-2016”, por lo que no puede regresar al país.

Durante su gestión como asambleísta por la provincia de Manabí, González, quien es madre soltera, se opuso a la legalización del aborto por violación, que fue despenalizado por la Corte Constitucional en 2021 y que generó un debate intenso en el país.

El plan de gobierno de González está basado en apelar a los logros que consiguió el movimiento Revolución Ciudadana de Correa cuando estuvo en el poder.

Promete mano dura contra la delincuencia y fortalecer a la fuerza pública, las Fuerzas Armadas y los sistemas de inteligencia. Ha dicho que Ecuador es un Estado fallido y que la institucionalidad en materia de seguridad no funciona.

En su discurso asegura que, si llega a la presidencia, luchará contra la corrupción, especialmente en el sistema de salud, entregará créditos “masivos” a familias endeudadas y el sector agropecuario, y subsidiará el precio de los combustibles.

Siguiendo los pasos de papá

Daniel Noboa, de 35 años, es hijo del multimillonario Álvaro Noboa, quien es el candidato que más veces ha participado en una contienda electoral en Ecuador.

Noboa padre se postuló hasta en cinco ocasiones a la presidencia de la República, de las cuales en tres logró llegar a la segunda vuelta. Daniel Roy Noboa Azín, el hijo mayor del magnate, es la sorpresa de estas elecciones, tras ganarse un lugar en el balotaje a pesar de que hasta antes del debate presidencial, celebrado el pasado fin de semana, las encuestas lo situaban en los últimos puestos.

Álvaro Noboa es el hombre más rico de Ecuador, con una fortuna estimada en 910 millones de dólares. Sus principales actividades tienen que ver con la comercialización de banano, del cual el país es el mayor exportador del mundo, el transporte marítimo y las bienes raíces, entre otros. Su exportadora de banano es la tercera más grande de la nación, pero además tiene 128 empresas en otros 50 países.

Obtuvo un título en Administración de Negocios y otro en Administración Pública, este último por la universidad Harvard Kennedy School. Además, cuenta con una maestría de Gobernanza y Comunicación Política, en la Universidad George Washington.

El joven empresario que llegó en su propio helicóptero a sufragar y permanentemente usa chaleco antibalas alcanzó el 24% de los votos, suficientes para disputar su lugar en el Palacio de Carondelet gracias al respaldo de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN), que incluye a Pueblo, Igualdad y Democracia (PID) –fundada por Arturo Moreno, primo del expresidente Lenín Moreno, que se autodefine como de centroizquierda– y a Mover –el nombre que adoptó Alianza País, el partido al que pertenecía Rafael Correa y que cambió de nombre tras la ruptura con Moreno–.

La carrera política del joven empresario comenzó en 2021, cuando logró una curul en la Asamblea Nacional disuelta por el decreto presidencial de muerte cruzada. En el Legislativo fue presidente de la Comisión de Desarrollo Económico, Productivo y la Microempresa. Su vida empresarial comenzó a los 18 años, cuando fundó su propia firma, DNA Entertainment Group, que se dedica a la organización de eventos. En 2010 empezó a trabajar en la compañía de su padre, Corporación Noboa, donde ocupó varios cargos hasta llegar a la dirección comercial.

En lo que a la campaña se refiere, Noboa hizo gala de sus ­propuestas durante las preguntas y réplicas sobre las distintas ­temáticas abordadas: dijo que dotará de herramientas a las Fuerzas Armadas a través de un plan de seguridad integral y de una re­forma al sistema judicial y al Código Penal. Propuso crear un sistema de jurados ciudadanos elegibles y unificar el sistema de inteligencia, y centralizarlo para que los negocios y las familias “puedan vivir tranquilos”.

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