El explícito vínculo entre el fiscal Diego Luciani, el presidente del tribunal Rodrigo Giménez Uriburu y Mauricio Macri
Se dieron a conocer imágenes exclusivas que exhiben el lazo del exmandatario con el fiscal que acusa a Cristina Fernández de Kirchner por las obras en Santa Cruz. Luciani, además, comparte equipo con el presidente del tribunal que actúa en la misma causa.
Raúl Kollmann, periodista de Página 12, publicó ayer una nota acompañada por dos fotografías que exhiben el detrás de escena de una Justicia programada para defender a dirigentes de derecha y a empresarios y castigar a cualquiera que se rebele en materia de distribución del ingreso o cuestione el alineamiento con los grandes poderes internacionales. Es la llamada “familia judicial”.
El fiscal Diego Luciani, vehemente acusador en el caso de las rutas de Santa Cruz, no solo juega en el mismo equipo de fútbol que el presidente del tribunal que actúa en ese caso, Rodrigo Giménez Uriburu, sino que ambos participaron en un partido en la quinta de Mauricio Macri, Los Abrojos, cuando era el presidente de la Nación.
La mezcla demuestra que no es mucha la imparcialidad que puede emerger de ese contubernio, al que se agrega que ese mismo equipo
–“La Liverpool”– también lo integra el juez de la Cámara Federal, Mariano Llorens, quien no está en la foto en la quinta Los Abrojos porque ese día faltó a la cita.
Otra prueba del armado judicial es que el padre del presidente del tribunal que juzga a Cristina Fernández de Kirchner, Héctor Giménez Uriburu, asoma en la página de Facebook de “La Liverpool” publicando un link con una larga diatriba del periodista Pablo Rossi instando a meter presa a la expresidenta: “¿Cuántos más detalles de lo que robó y malversó Cristina tenemos que mostrar? Se necesitan más indagatorias, más interrogatorios para terminar con esta hipocresía y show”. Ése es el trasfondo del juicio que se desarrolla en Comodoro Py.
Así, las fotos exhiben lo que los juristas llaman “temor objetivo de parcialidad”. No tiene nada que ver con si la persona es honesta o deshonesta, sino que el hecho de que exista esa relación social entre fiscal, juez y un mandatario que públicamente quería la condena de CFK genera sospecha objetiva. Macri no era un protagonista pasivo: fue el impulsor de las acusaciones y ordenó a los organismos del gobierno a que se constituyan en querellantes.
Pero la mezcla no solo tiene como protagonista a Luciani; el revuelto entre el aparato judicial y el macrismo está en todos los niveles.
Recientemente, el ministro de Justicia, Martín Soria, reveló que el segundo fiscal, Sergio Mola, estuvo en la Casa Rosada el 16 de junio de 2016, a las 15.06. Fue a ver, por supuesto, a Pablo Clusellas, articulador, junto al ahora prófugo “Pepín” Rodríguez Simón, de la llamada “mesa judicial”.
Designado durante el macrismo, a Mola lo pusieron en un lugar clave: la Justicia Federal de Lomas de Zamora, que tiene competencia sobre el aeropuerto de Ezeiza. De allí lo trajo la Procuración, a dedo, para que fuera el segundo de Luciani. En el momento de asumir el cargo, se lo ve aplaudiendo a figuras del macrismo: Patricia Bullrich, Cristian Ritondo y Julio Conte Grand, entre otros.
Además, un dato no menor en el juicio contra CFK es que la apelación al fallo que dicte el tribunal que preside Giménez Uriburu (el Tribunal Oral Federal 2) le llegará a la Sala IV de la Casación, integrada por Gustavo Hornos y Mariano Borinsky, ambos visitantes de Macri.