El fantasma de la derrota sobrevuela la Provincia y sacude al peronismo

Cristina Kirchner y Axel Kicillof coincidieron por separado en un diagnóstico inquietante: la posibilidad concreta de perder en las elecciones legislativas de este año. En la interna del peronismo crece la tensión y se multiplican los pases de factura.

Aunque desde distintas veredas, Cristina Kirchner y Axel Kicillof compartieron un análisis que encendió todas las alarmas en el peronismo bonaerense: las chances de una derrota en las legislativas del 7 de septiembre y el 26 de octubre son más que una posibilidad. Se trata, según coinciden en el entorno de ambos dirigentes, de una advertencia realista ante un escenario adverso, y no de una estrategia discursiva.

El resultado de la elección porteña funcionó como catalizador. Allí, el peronismo no logró capitalizar el descontento con Javier Milei, a pesar de una centroderecha fragmentada. Cristina Kirchner tomó ese dato para cuestionar —una vez más— la decisión del gobernador de adelantar la votación en Buenos Aires. En su entorno no dudan en atribuirle a esa jugada una posible desventaja estratégica. Desde el Instituto Patria, consideran que el desdoblamiento debilitó el arrastre nacional y puede dejar al peronismo expuesto en su bastión histórico.

La lectura de Kicillof y su equipo también reconoce que el escenario no es favorable. Si bien recuerdan que en 2023 el peronismo se impuso en la provincia tanto en la presidencial como en la gobernación, advierten que esta vez será distinto. “Va a ser una elección difícil. El antiperonismo pesa más en una legislativa”, reconoció sin rodeos un funcionario del gabinete provincial.

En esa línea, el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, puso sobre la mesa la estadística: desde 2005, con Cristina Kirchner como candidata, el peronismo no gana una elección legislativa de medio término en Buenos Aires. Bianco hizo un repaso que incluyó derrotas históricas como la de Néstor Kirchner frente a De Narváez en 2009, Insaurralde ante Massa en 2013, y la propia Cristina contra Bullrich en 2017. “Haremos todo lo posible para ganar, pero lo importante es organizar una fuerza política de acá para adelante”, subrayó en una entrevista radial.

Ese mensaje deja entrever que en algunos sectores del oficialismo ya se asume que 2025 podría ser otro año esquivo en las urnas. La esperanza, si la hay, se traslada hacia 2027. Mientras tanto, el peronismo bonaerense navega aguas agitadas, con una unidad frágil, cruces cada vez más visibles y un electorado impredecible.

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