El hundimiento y un largo camino hacia la verdad

Familiares de los 44 ocupantes del submarino reclamaron desde el primer día que se sostuviera la búsqueda.

El submarino ARA San Juan, de la Armada Argentina, con 44 tripulantes, perdió contacto con tierra el 15 de noviembre de 2017 por la mañana. Días después se confirmó oficialmente que había sufrido una falla eléctrica que provocó un incendio y el ingreso de agua. Se montó un operativo de búsqueda para el que se contó con la ayuda de otros países, que enviaron barcos y aviones. Pero la búsqueda resultó infructuosa, a pesar de que el entonces ministro de Defensa, Oscar Aguad, y el propio presidente Mauricio Macri deslizaron versiones de nuevas comunicaciones o señales del submarino que luego fueron desmentidas. Otra información daba cuenta de que fuentes internacionales habían detectado una explosión submarina la mañana en que se perdió la comunicación con la nave.

Familiares de los 44 ocupantes del submarino reclamaron desde el primer día que se sostuviera la búsqueda y se brindaran datos fehacientes sobre lo ocurrido. Pero el 30 de noviembre el gobierno dio por terminado el rastreo de sobrevivientes. Solo a mediados de 2018 accedió a lanzar un nuevo operativo, que culminó con el hallazgo de los restos del ARA San Juan, un año y dos días después de su desaparición, muy cerca del lugar que ya desde el principio se sabía que era el más probable.

En medio de tantas idas y vueltas se supo que los familiares de los tripulantes habían sido espiados desde agencias del gobierno para anticipar sus cuestionamientos y críticas. Se abrió una causa judicial en la que varios funcionarios de inteligencia fueron procesados, y ayer también el propio Macri.

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