Dos argentinos por minutos caen en la indigencia
Escalofriante crecimiento de la pobreza en la Argentina
Desde la llegada de Mauricio Macri al poder, dos habitantes por minuto pasan a ser pobres y cada 73 segundos uno cae en la indigencia. El incremento insoslayable del hambre en el territorio nacional. Causas y consecuencias de un deterioro social que pone a nuestro país al filo de la cornisa
"Hemos comenzado un camino que no se detiene, y que va a terminar en la pobreza 0”, dijo unos meses atrás el Presidente Mauricio Macri, derrochando optimismo de cara al futuro. Sin embargo, la realidad parece ir por otro lado, ya que, a pesar de los datos favorables que muestran los números de la macroeconomía, la escasez de recursos evidencia la verdadera situación social en nuestro país.
Desde que Cambiemos llegó a la Casa Rosada en diciembre de 2015, un millón y medio de argentinos se sumergieron en la pobreza, lo que representa un promedio de dos ciudadanos por minuto que caen por debajo del mínimo indispensable para subsistir, algo que no sucedía desde la crisis de 2001 que terminó con la salida de Fernando de la Rúa del poder.
Con el agravamiento de la crisis económica, una inflación sin control y medidas oficiales que no dan en el centro de la solución a los problemas reales, la pobreza no hace más que aumentar, alcanzando por estas horas a más de 13 millones de ciudadanos, a los que se suman 2,7 millones de indigentes. Esto último empeora si se tiene en cuenta el hecho de que con el macrismo 600.000 habitantes cayeron en la indigencia, es decir, un argentino cada 73 segundos, un dato crudo que sirve para graficar el fuerte deterioro social que sufre el país y que afecta a más de un tercio de la población.
Tan angustiante es la imagen que asola hoy a la sociedad que los números fríos de la actualidad marcan que en nuestro país, un lugar donde se producen alimentos para más de 400 millones de personas, alrededor de 6 millones de ciudadanos pasan hambre, según un estudio realizado por la Universidad Católica Argentina (UCA), con el agravante de que el 20% de los chicos que habitan suelo nacional sufren desnutrición crónica.
La pobreza extrema en los sectores más carenciados creció en grandes proporciones, a tal punto que ya ni siquiera pueden adquirir productos de terceras marcas o sueltos, y para el suministro de alimentos necesitan sí o sí de una asistencia oficial. La desoladora fotografía del tejido social advierte que uno de cada diez hogares argentinos carece de los recursos necesarios para alimentar a todos sus integrantes.
Destrucción total
Uno de los sectores más perjudicados por las medidas económicas del gobierno de Macri ha sido la clase media, que vio disminuir considerablemente su número para caer en la miseria. Un dato clave marca que la asistencia a comedores escolares y comunitarios se acrecentó en casi un 400% en los últimos 18 meses, y en los barrios marginales la escasez y la vulnerabilidad se han vuelto moneda corriente.
Ante una consulta de este medio, el director del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), Isaac Rudnik, señaló que “el sostenimiento de niveles de pobreza durante más de una década en torno al 30% de la población es expresión de una estructura productiva consolidada que no contempla generar trabajo para todos los argentinos. Para estos modelos son varios millones los que sobran”.
En ese sentido, el economista, que trabaja y efectúa acciones sociales en los barrios del Conurbano, aseveró que “la consecuencia es que para los que sobran no solo no hay ingresos mínimos para satisfacer sus necesidades básicas, sino que solo hay educación y salud de segunda, no hay viviendas dignas, no hay infraestructura de base que les garantice servicios adecuados”.
“La malnutrición y las carencias educativas agravan los problemas de las personas que viven en esas condiciones, y limitan seriamente las posibilidades para que puedan encontrar caminos que les permitan salir de esa situación. El último estudio que estamos terminando indica que la malnutrición en todo el país está por encima del 40% en el sector más bajo de la población, un dato que sirve para mostrar el estado real de la situación en territorio nacional”, resaltó Rudnik.
La promesa de Mauricio Macri de lograr “pobreza 0” en su mandato parece estar más lejana que nunca, ya que las acciones oficiales no sirven para paliar un flagelo que con el correr de los meses ha crecido a un ritmo vertiginoso, casi a tanta velocidad como la caída social del país.
Ingresos por el piso
La mitad de la población en la Argentina tiene ingresos mensuales inferiores a los 10.000 pesos, según cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), conducido por Jorge Todesca. Por su parte, poco más del 5% de la población activa que pertenece a los sectores con menos ingresos se debe manejar con hasta $3.000 mensuales, cayendo de este modo en la indigencia.
Si se comparan ambos extremos de los deciles de población, el 10% del estrato más alto logra ingresos 15 veces superiores al inferior. A esto se le suma que el 66% de los argentinos gana menos que lo necesario para costear la Canasta Básica Total (CBT), que el mes pasado llegó a los $14.665.
La realidad en números
13.000.000 de argentinos están sumergidos en la pobreza
6.000.000 de habitantes pasan hambre en el país según la UCA
2.700.000 indigentes existen en territorio nacional
1.500.000 de nuevos pobres, desde la asunción de Mauricio Macri
600.000 personas cayeron en la indigencia en los últimos 18 meses
66% de los argentinos gana menos que la Canasta Básica
50% de la sociedad tiene ingresos menores a $10.000
20% de los chicos sufre desnutrición en nuestro país
La desigualdad, como marca imperante en la sociedad
A pesar de los discursos políticos que hablan de igualar la relación entre los que más y los que menos tienen, la Argentina es un país dividido por las enormes y crecientes diferencias sociales, que cada día son más marcadas. De este modo, los que no tienen nada están totalmente marginados del sistema, sin posibilidad alguna de crecimiento.
Históricamente, la Argentina es un país signado por la desigualdad. Lo que se ha dado en los últimos meses es una caída de la participación de los asalariados en el ingreso de aproximadamente 3 puntos del Producto Bruto Interno (PBI). Esto implica que durante 2016 se transfirieron aproximadamente unos 16.000 millones de dólares a los sectores más concentrados de la economía desde la realidad de quienes trabajan.
En diálogo con este medio, el economista y exdiputado nacional Claudio Lozano destacó que “la desigualdad nos acompaña hace rato, y las políticas puestas en marcha por Macri terminan ampliando estas diferencias. Por ende, desde diciembre de 2015 para acá, el cuadro de desigualdad que ya existía se ha profundizado significativamente”.
En ese sentido, el exlegislador dijo que “esto crece como resultado de la devaluación, quita de retenciones, permisividad en el aumento de los precios, tasas de interés elevadas que comprometen el nivel de actividad y como consecuencia del cuadro de recesión que se vivió durante el año pasado. Además, hay un hecho objetivo que es que la recuperación de la actividad económica sigue de manera irregular y muy lentamente”.
“Ensanche de la desigualdad y aumento de la pobreza son las características que tiene el impacto de la política económica puesta en marcha por Macri. En nuestro país la pobreza y el hambre se podrían resolver con invertir apenas el 6% del PBI, y no tendríamos ningún pobre. Con invertir apenas el 1% no habría indigencia. Esto indica que en la Argentina las razones por las cuales tenemos pobres y tenemos hambre es porque hay desigualdad, no porque no se pueda resolver”, recalcó Lozano.
“Hay que reorientar el modelo productivo nacional”
La recesión que acecha al país desde hace largo tiempo ha puesto sobre el tapete la discusión de un modelo productivo que sirva para reindustrializar la Argentina y acabar con la imagen que asola a buena parte del país, con fábricas de chimeneas apagadas y persianas bajas.
Buscando disminuir el impacto social de sus políticas, el Gobierno nacional viene ejecutando acciones que no han ayudado a recuperar la confianza en nuevas inversiones, y los anunciados brotes verdes a los que apeló para despertar en la sociedad la esperanza de recuperación económica todavía brillan por su ausencia.
Julio Gambina, profesor en la Universidad Nacional de Rosario y la UBA, le dijo a este medio que, “pese a la recesión y desaceleración productiva, las ganancias de los sectores más concentrados de la economía han sido muy elevadas. En consecuencia, lo que hay que reorientar es el modelo productivo nacional, para que la política económica tenga como beneficiarios a la mayoría que hoy está en situación empobrecida y que ha perdido su capacidad de ingreso”.
Para el economista y doctor en Ciencias Sociales, “la solución real al problema de la pobreza pasa por modificar la orientación de la política económica y los beneficiarios. Hay una situación de inequidad del impacto que generan las medidas económicas, por lo que hay que cambiarlas para modificar la situación de pobreza”.
De acuerdo al profesional, “hay que modificar las medidas para generar una política industrial que no sea una como la que existe ahora, que no favorezca el modelo primario exportador. Por lo tanto, hay muchas decisiones que hay que llevar adelante si se quiere cambiar la política económica”.
“Con el panorama actual, no da para ser optimistas entre los sectores más vulnerables de la sociedad. Para que la mayoría de los trabajadores, jubilados y los pequeños y medianos productores del agro puedan ser optimistas, hay que cambiar los ejes de orientación de la política económica”, resaltó Gambina.
Propuestas ante el crecimiento de la brecha social
Una de las claves para entender el crecimiento sin parangón de la pobreza en la Argentina es la enorme brecha que existe entre los que más y los que menos tienen, que se agranda con el correr de los meses.
Expertos en la temática le han ofrecido al Gobierno propuestas concretas para acabar con esta situación. Para ello, señalan que en nuestro país hay 114.000 personas que tienen un patrimonio neto de más de un millón de dólares. A su vez, hay 11 personas que tienen fortunas de más de 1.000 millones de dólares de patrimonio neto. Por su parte, 1.040 argentinos tienen fortunas de más 30 millones de dólares, lo cual equivale a un promedio por persona de 135 millones de dólares de patrimonio neto por cada uno de ellos.
Si a esos 114.000 argentinos que tienen un patrimonio neto superior al millón de dólares se les aplicara lo que corresponde para cobrarles el impuesto a los bienes personales, que es el 0,75%, se recaudarían 12.750 millones de dólares o, lo que es lo mismo, 199.000 millones de pesos. De ese modo, se estaría en condiciones de garantizar un ingreso a cada persona en situación de pobreza de 15.200 pesos por año, 1.200 pesos por persona por mes, o 5.000 por familia. Al hacer esto habrían desaparecido el hambre y la pobreza en la Argentina, y se daría solución a uno de los reclamos más urgentes de la sociedad.
Alteraciones en los sectores más vulnerables
Con una realidad que acecha y acorrala a la sociedad en su conjunto, hay cifras que sirven claramente para evidenciar cómo la situación estructural de pobreza ha calado hasta lo más hondo del ser nacional.
De acuerdo a datos oficiales, en nuestro país existen algo más de 22 millones de personas que no tienen cobertura de salud. Es decir, la mitad de los argentinos no tiene ninguna clase de revestimiento para hacer frente a una enfermedad, algo que lo compara con las peores naciones del mundo.
A eso se le suma que algo más del 50% de las maternidades públicas no son seguras, ya sea por falta de personal calificado o de insumos. A esto hay que agregarle que alrededor del 35% de los nacimientos actuales corresponden a hogares pobres.
Además, la inflación genera más pobreza y desigualdad. La evolución de la inflación no ha sido equitativa al interior de la estructura social. Los más perjudicados en lo que respecta a las capacidades de subsistencia fueron los hogares de estratos muy bajos y de espacios segregados.
Otro dato preocupante es que cerca de la mitad de los chicos de hasta 14 años son pobres. Entre 2015 y 2016 se sumaron 580.000 que apenas tienen lo mínimo para comer y hacer frente a sus necesidades.