Extracción de crudo en aguas bonaerenses: los ambientalistas continúan con reclamos mientras las empresas se preparan

Las partes no llegan a un acuerdo, pero, con el aval de la Justicia para avanzar, las compañías interesadas ya comenzaron a capacitar a su personal de cara al inicio de los trabajos en 2023.

Luego de que el empresariado marplatense comenzara con las capacitaciones a su personal para poder afrontar las demandas que traerá la explotación petrolera en la zona, los habitantes de General Pueyrredón llevaron adelante el séptimo “Atlanticazo” en defensa de sus costas.

Las movilizaciones se repiten cada día 4 y muestran el crecimiento del movimiento socioambiental en Argentina, que busca poner en la discusión de la agenda política la cuestión de las energías extremas.

Ante la falta de combustible diésel evidenciada en las últimas semanas, el Gobierno ha encontrado una razón para seguir con la promoción de los hidrocarburos de yacimientos compactos y de aguas ultraprofundas como la forma para alcanzar el autoabastecimiento fósil, la soberanía y seguridad energética.

Pero no lo ven así las organizaciones ambientalistas, que desde su punto de vista creen que lo que debería suceder en nuestro país es una transición energética basada en el consumo de energía eléctrica generada a través de fuentes renovables y no en el reemplazo de los hidrocarburos por gas, ya que el 55% de la matriz energética argentina se basa en ese combustible, mientras que el 29% corresponde al crudo.

Para ello, es necesario repensar, entre otras cosas, el transporte público, por ejemplo, y atender las recomendaciones formuladas en 2018 por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas, que planteó al Gobierno argentino “reconsiderar la explotación a gran escala de combustibles fósiles no convencionales mediante el fracking en la región de Vaca Muerta”, para garantizar el cumplimiento de los compromisos climáticos asumidos.

Con el visto bueno de la Justicia para comenzar con la extracción petrolera en aguas ultraprofundas a 300 kilómetros de la costa de Mar del Plata, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) informó que algunas empresas de la ciudad ya empezaron a capacitar a su personal para poder afrontar las demandas que traerá la explotación petrolera en la zona.

El titular de la seccional marplatense, José Luis Rocha, destacó que el 78% de la mano de obra que generará la explotación petrolera deberá estar obligatoriamente radicada en la ciudad, por lo que deben ocuparse “de que los trabajadores estén capacitados, porque si no, van a llegar otros de afuera”.

QM Equipment, una metalúrgica bonaerense muy ligada al mundo del petróleo y el gas que además es proveedora de Vaca Muerta, ya comenzó con las capacitaciones a sus trabajadores de cara al año que viene, momento en el que está programado el inicio de las actividades que podrían darle a “La Feliz” un cambio radical en su matriz productiva, muy similar al que sucedió en Macao en la República Federativa de Brasil.

En ese marco, a principios de este año, el Colegio de Ingenieros de la provincia de Buenos Aires (Cipba) aseguró que la explotación petrolera en Mar del Plata generaría 65.000 empleos de forma directa en la ciudad, cifra nada despreciable teniendo en cuenta los índices históricos de desocupación que maneja General Pueyrredón.

Aunque el dato no es menor, la generación de trabajo en una de las ciudades con mayor índice de deso­cupación de Argentina no parece ser motivo suficiente para apoyar el proyecto gubernamental, y desde las organizaciones ambientalistas sostienen que “a pesar del cerco mediático, de la propaganda pro­petrolera del Gobierno y las corporaciones, del fuerte lobby del empresariado local, del discurso mentiroso sobre progreso y trabajo que nos quieren vender rapiñeros como el Sindicato Marítimo de ­Pescadores (Simape), la CGT, el Cluster de Energía, el Colegio de Ingenieros, el Consorcio Portuario, entre otros, la voz de la comunidad se sigue expresando en contra de la destrucción del mar, de nuestras economías regionales y del ­extractivismo petrolero que pone en riesgo nuestro desarrollo ­sociocultural”.

Con las cartas sobre la mesa, habrá que lograr un equilibrio entre las necesidades socioeconómicas de una región (que, a pesar de tener la infraestructura necesaria para ser protagonista de la matriz productiva de la provincia de Buenos Aires, apenas sobrevive con lo que durante los períodos vacacionales y los fines de semana largos le dejan los turistas que llegan desde distintos puntos del país) y los reclamos de las organizaciones ambientalistas que buscan resguardar la Costa bonaerense de posibles consecuencias del extractivismo en aguas profundas.

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