Industria en crisis: impacto por la devaluación del real

El Gobierno brasilero devaluó su moneda y complicó a la industria argentina, que ya sufre la apertura importadora y la apreciación cambiaria.

La situación financiera de Brasil amenaza al sector industrial argentino, que ya padece las políticas del Gobierno de Javier Milei, que flexibilizó las importaciones, bajó el consumo interno y apreció el peso argentino.

El jueves pasado, el dólar subió 3,5% en el país vecino y por primera vez en la historia superó los 6 reales. Si bien el viernes tuvo una leve recuperación, la incertidumbre continúa.

En lo que va de este año, la moneda brasilera se devaluó un 19,2% (es decir, el dólar se encareció un 23,7% desde los 4,85 de inicio de año a los 6 reales de esta semana por billete verde).

En este contexto, el índice de tipo de cambio real bilateral con Brasil, medido por el Banco Central, cayó a 76 puntos, su mínimo desde diciembre de 2015. En paralelo, en el mismo lapso la economía argentina experimentó una inflación de 107%, mientras que el dólar oficial ascendió 24,9%.

Como consecuencia, nunca estuvo tan barato Brasil. Este verano encontrará a los turistas argentinos con precios en dólares 40,5% más altos dentro del país, mientras que en el país vecino estarán 15,7% más baratos que un año atrás.

A su vez, no solo está amenazado el sector turístico local por la situación del mayor socio comercial de Argentina, sino también los rubros ligados a la producción de insumos, los cuales salen más baratos en el exterior. Autopartistas, metalúrgicos, alimentos y bebidas son algunas industrias que podrían sufrir grandes coletazos.

Sumado a esto, en los últimos meses el Gobierno de Javier Milei aplicó una serie de medidas que desregula las importaciones, como la eliminación de Impuesto País o la derogación de normas que formaban parte del control aduanero (licencias no automáticas, valores criterio de la Aduana, aranceles diferenciales, entre otros).

Aumenta la preocupación en sectores como la Unión Industrial Argentina (UIA) por el triple impacto de la devaluación del real, la apreciación del peso y las nuevas aperturas.

Algunas consecuencias a corto plazo serán la posible pérdida de mercados de exportación por la caída en la competitividad, las menores ventas a Brasil por el riesgo de una recesión, y la llegada masiva de productos excedentes del país vecino por el mismo motivo.

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