La economía no repunta y el discurso oficial se diluye

Pese al optimismo del Gobierno, la economía no logra despegar. En junio volvió a frenarse la actividad y aumentan las dudas sobre la estrategia oficialista.

El anticipo del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) elaborado por la consultora Equilibra arrojó para junio un crecimiento de 0%, lo que marca el segundo mes consecutivo de estancamiento de la economía argentina. Si bien el dato interanual muestra una suba, en términos desestacionalizados el panorama sigue siendo complejo.

Según Equilibra, la serie desestacionalizada del EMAE se mantuvo estable en junio, lo que confirma una desaceleración en la recuperación económica que el Gobierno busca exhibir como uno de sus principales logros. Esta parálisis pone en duda las proyecciones optimistas para el resto del año. El crecimiento anual, que meses atrás se estimaba por encima del 5%, ahora se ajusta a la baja.

Un modelo que no despega

La desaceleración general de la economía se combina con un patrón errático que algunos economistas llaman “efecto serrucho”. Desde enero, la actividad alterna meses de subas y bajas: -0,1% en enero, +0,8% en febrero, -1,7% en marzo, +1,8% en abril, -0,1% en mayo y 0% en junio. Esta volatilidad refuerza la idea de que no hay un impulso real, sino rebotes puntuales sin anclaje en políticas de fomento sostenidas.

El propio Banco Central, a través de su Relevamiento de Expectativas de Mercado, reconoce una leve moderación en las previsiones: se proyecta un crecimiento real del PIB del 5% en 2025, lo que implica una corrección a la baja de 0,2 puntos porcentuales respecto del mes anterior. En otras pa­labras, ni siquiera los sectores más optimistas logran mantener sus proyecciones frente a la evidencia de un freno en la actividad económica.

A nivel sectorial, los datos interanuales muestran algunas mejoras. En junio, el EMAE sin agro trepó 7% y el agropecuario 2,5%, ambos con variaciones positivas en la comparación contra 2024, aunque estancados respecto a mayo. Entre los rubros con crecimiento sobresalen Intermediación financiera (25,7%), Industria (7,4%), Construcción (7,1%) y Comercio (15,6%), impulsados por una leve recomposición del consumo y cierta reactivación puntual de obras privadas.

Sin embargo, dos sectores clave siguen en retroceso: Electricidad, gas y agua (-9%) y Administración pública (-1%), lo que afecta tanto la infraestructura como la capacidad de gestión del Estado. Estas actividades restaron 0,2 puntos al crecimiento general del EMAE.

Así, aunque el Gobierno insiste en mostrar como “milagro” la suba interanual de la actividad, los datos desestacionalizados, más representativos de la dinámica real, reflejan un escenario sombrío. La economía no se desploma, pero tampoco avanza, y lo que en otro momento pudo considerarse estabilización, hoy empieza a parecer agotamiento.

En una Argentina golpeada por la inflación y la licuación de ingresos, el rebote técnico de principios de año empieza a mostrar sus límites. Para algunos analistas, la insistencia en exhibir indicadores positivos, sin resolver los factores estructurales del estancamiento, no solo erosiona la credibilidad oficial sino que anticipa un segundo semestre con menor margen político y social.

En este contexto, los números de junio no son solo una estadística: son una señal de alerta sobre un modelo que no logra despegar.

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