La inversión extranjera en caída libre: el desafío económico que Argentina no supera
La inversión extranjera directa cayó un 56% en el segundo trimestre, marcando mínimos históricos desde la pandemia. La tendencia refleja un panorama desalentador, con sectores clave afectados y una economía que no logra atraer confianza.
Según un reciente informe del Banco Central, la inversión extranjera directa (IED) en Argentina alcanzó apenas los u$s2.385 millones en el segundo trimestre de 2024, una caída interanual del 56%. Esta cifra, la más baja desde la pandemia, desnuda la incapacidad del país para generar un entorno favorable para los inversores.
Los ingresos estuvieron impulsados principalmente por transacciones de deuda (u$s1.179 millones) y, en menor medida, por aportes de capital (u$s652 millones). Sin embargo, sectores clave como la industria manufacturera (u$s969 millones) y la explotación de minas y canteras (u$s851 millones) no lograron revertir la drástica contracción de u$s3.841 millones respecto al trimestre anterior.
El informe destaca que Estados Unidos, España y Países Bajos concentran el 45% del stock de IED, pero con ingresos en declive. Países como Brasil y China continúan aportando capital, aunque de forma insuficiente frente al contexto regional, donde Argentina se posiciona como un país menos competitivo y atractivo.
Las causas de esta crisis radican en la falta de políticas claras, la inestabilidad macroeconómica y la baja reinversión de utilidades. La disminución de la renta en el sector financiero, sumada a una mayor distribución de dividendos, evidencia una economía que privilegia el corto plazo sobre un desarrollo sostenible.
En un escenario global donde los países compiten por atraer inversiones, Argentina parece haberse rezagado peligrosamente. Mientras otras naciones de la región consolidan su crecimiento, las cifras locales refuerzan un diagnóstico crítico: sin estabilidad ni confianza, el país continuará profundizando su aislamiento económico.